ᴜɴᴏ

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El mundo de Diana explotó.

Había perdido la esperanza de algún día salir de ese agujero en donde la habían enterrado.

Había una sensación amarga en su pecho. Tan dolorosamente amarga que su corazón se estaba desgarrando.

No llevaba muchas horas en el calabazo. Pero fue el tiempo suficiente como para querer estrellarse contra una muralla y dejar que su cráneo se rompiese y morir.

No- no podía. Ella había prometido no dejarlo solo.

Pero no recordaba a quien no debía dejar solo.

Había palpado los barrotes de la celda con la punta de los dedos. Estaban protegidas con magia oscura. La tensión de la magia en el hierro fue palpable.

Se hundía en su piel, ardiendo contra la piel de sus dedos, abriéndose paso en el tejido y haciéndolo sangrar.

La celda, aparentemente, estaba diseñada para que ningún prisionero audaz dejará huellas.

No había nada allí que indicara que fuera una celda normal.

Había sido el conejillo de caza que capturaron los mortifagos después de que Dumbledore fue asesinado.

Su mente se sentía fracturada, había algo que faltaba. Y eso volvió a sentirse amargo.

Él.

Lo último que vio fue el contorno tenue de alguien alejándose de ella en el calabozo.

Rubio.

Sentía sus huesos rotos y tenía una herida de daga en su estómago hecha por Bellatrix Lestrange.

La habían abandonado en la oscuridad y el silencio.

¿Fue olvidada?

Se preguntó si estaba muerta. Quizás su alma estaba vagando por el infierno por todo lo que hizo.

No había nada más que oscuridad y silencio a su alrededor.

Tal vez le habían arrancado los ojos.

Palmeó sus párpados, sintiendo sus ojos allí; sangrando.

Quería tararear una canción para calmarse, pero su garganta estaba seca y cerrada.

Tal vez la habían silenciado.

Había algo. Como una grieta chillando en algún lugar.

No había nada más que recuerdos rasgados colgando de sus ojos. Trato de alcanzarlos pero estaban demasiado lejos y dañados.

Finalmente hubo algo. El chirrido de puertas de hierro abriéndose a la distancia, luego hubo un punto de luz cegadora.

—Lleven a esta. Es ella. Veamos si aún es funcional.

Como ser apuñalado directamente en la espalda varías veces.

Fue como recibir un golpe con cruciatus. Fue arrastrada y eventualmente acorralada contra una mesa.

Ella estaba asustada. Realmente.

Fue llevada a una habitación completamente blanca. El color y la luz dañó sus ojos.

—Hubiera apostado que su inteligencia la habría llevado a suicidarse. Ni si quiera lo intento. Mírenla, está viva.

El dolor la atravesó como un maremoto. Como si estuvieran mordiendo sus órganos.

Hubo algo y la agonía se liberó en su interior.

Su espalda se arqueó, su cuerpo retrocedió, gritó y se agitó.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora