ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄɪɴᴄᴏ

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MARZO DE 1998.

Algo andaba mal.

Diana llamó a Middy, la elfa apareció frente a ella y le informó que tres personas ajenas a las filas de el señor tenebroso habían ingresado junto a carroñeros.

Diana se paseo por su habitación revisando las posibilidades.

"No podía ser el trío de oro...si ellos estaban allí...no era para buscarla a ella...entonces...Luna..."

Se quedó abatida de pie, su corazón se apretó y sintió que estaba colapsando.

Hubo un cambio en el aire y vio a Draco deslizar la máscara de mortifago a un lado.

Estaba tan palido que Diana se preocupó.

—Creo que han atrapado a Potter...—tenía una expresión ilegible en su rostro...estaba devastado y conmocionado.
—Fennell yo-

El tiempo se había acelerado.

—Fennell...Fennell mírame— Draco atravesó la habitación y acunó su rostro entre sus manos. —Vete, vete con ellos. Puedes irte con ellos. Puedo ayudarlos a escapar si tú te vas con ellos.

La miró durante varios segundos.

—N-No...Yo no—Diana sintió que se estaba ahogando en tierra seca. La desesperación atravesó su cuerpo sin piedad. —¿Que hay de ti? No puedo irme sin ti.

Se sintió inútil. Pero no podía irse y desperdiciar toda su investigación. Ella lo amaba. No podía dejarlo.

—Puedo crear un incendio...moriría junto a mis padres...y-yo...Fennell tu puedes irte y ser...libre.

Ella se negó.

Él era de ella...ella no iba a dejarlo.

Quería gritar y llorar. Harry pensaba que ella estaba muerta. La orden completa pensaba eso.

No podía llegar de nuevo a sus vidas con el tatuaje de la marca tenebrosa reluciendo en su piel.

—Debo irme...Fennell...Fennell—Draco estaba al borde de un colapso. —No salgas de tu habitación. No-no salgas, por favor, tu habitación es el lugar más seguro, es aprueba de cualquier cosa...no salgas...te amo.

Desapareció otra vez. Diana se quedó abatida en su lugar.

Ella no-

Ella no podía quedarse allí.

Llamo a Middy y le pidió que sujetara su cabello en un moño alto. Abrió su armario de par en par y sacó el uniforme que le habían dado para la batalla en que ella había asistido.

Se puso una túnica larga y ocultó su cabello bajo la tela. La máscara de mortifago se deslizó en su lugar y salió de su habitación hasta la sala principal.

No iba a dar señales, simplemente quería verlos.

Hubo un grito agudo sobre la risa burbujeante de Bellatrix.

Apretó sus nudillos mientras se iba acercando.

Diana bajo el último escalón, cuando levantó la vista, el cuello pálido de Hermione estaba bajo la daga de bellatrix.

—¡Alto o ella muere!, bajen sus varitas. ¡Bájenlas o verán cuán sucia su sangre es! ¡Ya dije, bájenlas!—la voz aguda de Bellatrix atravesó su cabeza. El cuerpo de Diana tembló y quiso desmayarse.

No. Ella no podía hacerlo. Iba a arruinar todo.

Murmuro hechizos discretos de protección hacia Hermione mientras rogaba que funcionaran sin su varita en mano.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora