ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ

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FLASHBACK DOS.

Los días comenzarían a volverse una oscuridad eterna.

No ha salido el sol, al aire frío le quema las mejillas, y Londres se encuentra empapado bajo una capa fina de llovizna.

Se le concedió una salida a Londres Muggle por todo un día. La firma puntiaguda de Snape estaba en la esquina del papel que llevaba en el bolsillo para acreditar el acto mientras se deslizaba hasta el punto de salida antes de aparecerse en un callejón oscuro.

Ante Dumbledore, Diana debía ir a Londres por un accidente en su antigua casa. Aunque la cruel verdad era que ella debía ir de cacería a cualquier lugar que le sirviera para aprender técnicas de seducción y conquista.

Diana nunca había estado con nadie antes. Nunca había dado un beso ni mucho menos hablado con alguien más que no fuera Harry y la orden.

Ha hecho un pacto con el ser más parecido al diablo. Y se le ordenó mantener un interés amoroso para poder manipularlo. Diana debía seducirlo, conquistarlo, mantenerlo comiendo de su mano hasta que no fuera útil y ella pudiera matarlo.

Sus botas resuenan por la calle húmeda y Diana esquiva a grupo de personas con la mirada fija en el suelo. Su abrigo es largo y toda su ropa era negra, a excepción de la bufanda suave de color azul mar que Molly le tejió.

Su ropa no era por una especie de crisis de moda y no saber su colorimetría exacta para vestir. El negro era un color fácil para ocultar manchas de sangre en algún asesinato de improvisto. Nadie podría diferenciar si era agua o gotas de café las que empapaban su ropa. Un secreto que Severus le dio cuando oficialmente se convierto en verdugo.

Sería más fácil evitar la sangre en su ropa si el color de la tela era más oscuro que el escarlata furioso de la sangre mágica.

Desde el otro lado, cruzando la vía, hay una tienda medió escondida por el perfil de la calle. Las ventanas están divididas por varas gruesas de madera brillantes, creando varios cuadrados a lo largo de un ventanal. Hay enredaderas entre el tejado y la puerta y una luz potente y cálida ilumina la tienda por dentro. Una librería. Los ventanales rebosantes con libros apilados se podían apreciar desde la calle del frente.

A Diana se le acelera el corazón. No iba allí desde que se había ido a Hogwarts. Toda su colección de libros era de esa tienda. Una fiel cliente.

Ella cruza la calle y los tacones de sus botas hacen salpicar un charco de agua pequeño en la acera.

Junto a la librería, hay una cafetería. El aroma a café la golpea apenas está frente a la tienda y casi se olvida del trato que debía llevar a cabo.

Diana entra en la librería, por supuesto.

Una campanilla anuncia su llegada, Diana se desliza por las estanterías de madera en busca de algo. La tienda tiene un laberinto de estantes y pilas de libros, Con textos apilados en cada rincón posible. Cuando era una niña era más fácil deslizarse por el laberinto sin golpear ningún libro. Ahora es alta y sigue siendo una persona delgaducha, pero se ha agregado en su vida los nervios y la tensión. Es torpe cuando está nerviosa. A si que no puede evitar golpear las esquinas de las estanterías.Siempre que volvía a Londres debía buscar una excusa para su desaparición repentina de la ciudad, la situación le comía los nervios y rogaba porque nadie conocido la encontrara.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora