ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ ᴛʀᴇꜱ

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FEBRERO DE 1998

Diana se estremeció y asintió con la cabeza. —Estoy bien, estoy bien. Tengo cosas que buscar en la biblioteca, medidas de seguridad para que mi firma mágica no se fracture al momento de traspasar la marca.

—Te acompañaré a pasear. Pondré una excusa de que es con fines médicos. Mi padre estará más atento. El señor oscuro quiere dar el ataque final a principios de junio si las cosas no cambian. Hasta que Harry Potter sea visto concretamente, ese el plan.
No podemos confiar en mi padre, es inestable y agresivo cuando se le ocurre algo.

Diana tragó e intentó negarse.

—Lo siento. Lo siento mucho. Traeré los libros para ti. No es lo que quieres, lo sé, lo sé. Pero si pudiera hacer algo más juro que lo haría.

Draco dio un suspiro bajo.

Tragó saliva y su mandíbula se tensó.
—Te traeré los libros ahora. Entonces debería irme. Parece que ya no podré estar tanto tiempo contigo.

Diana sintió como si una daga la hubiera atravesado mientras observaba a los elfos traer y traer libros. Y su sangre se sintió plomo ardiente mientras miraba a Draco agregar y agregar barreras a su lado de la mansión.

La presencia más formal y pesada de Lucius en la mansión se sintió como un aura venenosa. Narcissa se mantenía firme y delicada junto a él en las pocas reuniones que Diana fue llamada.

Los días de Febrero se sintieron cada vez más pesados.

Draco estaba visiblemente tenso y enojado cuando llegó a la habitación por la noche, atravesó la habitación y sostuvo el rostro de Diana como lo hizo la última vez que la vio en Hogwarts.

—El señor oscuro está enterado de tu situación. Le dejé claro que estás llegando a tus límites y la alteración mágica sólo te debilitará. Nadie te hará nada si yo estoy vivo. Agregue más y más protecciones a esta ala completa de la mansión. Si alguien se acerca, lo sabré de inmediato.

Su mandíbula estaba tensa mientras la miraba. Había bloqueado la puerta con varios hechizos por seguridad.

Se veía al borde de un colapso nervioso. Sus pupilas se movían nerviosamente mientras la miraba.

Ella lo miró con atención y frunció el ceño al ver el corte en su mano. —Deja de usar magia de sangre, Draco, no saldré de aquí sin ti.

Draco asintió lentamente.

Él llegó después de la hora de almuerzo para la caminata.

Mientras Diana se colocaba la túnica, se volteó y miró las manos de él. Su pecho se apretó. —Supongo que ya no podremos tocarnos más. No deberíamos, Él señor Lucius puede vernos. Simplemente una caminata,
Como alguna vez fue entre nosotros.

Draco se acercó y la besó tiernamente en los labios. Rápido y dulce. Luego asintió.

Caminaron por el campo de lirios y el aire frío enrojeció las mejillas y la punta de las narices de ambos.

Rodearon la mansión y Draco se tensó al ver a su padre junto a varios hombres en la parte trasera de la mansión.

—Middy.— llamó Draco con voz dura.

Middy apareció ante ellos con un silbido.

—Llévatela a su habitación, creo que mi padre decidió hacer esto justo ahora.— Draco llamo a una chaqueta de traje y arreglo el cuello de su camisa.

Acorraló a Diana contra una pared y la besó rápidamente y en los labios. Luego se fue a donde estaba su padre.

Diana sintió que sus mejillas se calentaban mientras Middy tomaba su mano y la llevaba lejos.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora