ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴛʀᴇꜱ

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FLASHBACK CINCO

Esta vez, Malfoy estaba frente a ella en clases.

Ha dejado su pupitre en la última fila de asientos y ha tomado el de delante de ella.

Su aroma se cuela en su nariz como un perfume empalagoso. Diana ni siquiera podía sentir el aroma de otras pociones mientras los calderos ardían. Toda la habitación estaba infectada de la mancha oscura de Malfoy.

Pero nadie más que ella parecía notarlo.

Esta sentada sola junto a Luna en una de las grandes mesas. Luna está hablando con alguien a quien interceptó para conversar de las estrellas mientras Diana mira atentamente el libro de pociones frente a ella. Perdida en los recuerdos sangrantes de su memoria. De los recuerdos que aún no lo eran. El futuro siempre lograba atravesarle la cabeza y hacerla sentir escalofríos, junto al terrible color gris que comenzó a aparecerse en su vida una y otra vez.

El gris de sus ojos en los rayos de la tormenta. En las nubes de lluvia. En las Estrellas brillantes en el cielo oscuro. En el mercurio del gabinete de alquimia. En la plata de sus plumas. En los diamantes de sus pendientes.

Incluso con el pasar de los años, Diana jamás podría superar lo hipnotizantes que eran los ojos de Malfoy. Incluso cuando esté odiándolo con todas las fibras de su corazón seguiría perdida en esos ojos.

Mientras se ponía de pie junto a todos los estudiantes para acercarse a los mesones de pociones, se preguntó si sus hijos también iban a heredarlos. Si así funcionaba el linaje Malfoy. Un centenar de herederos con ojos grises brillantes. Tal vez esa era la marca de la familia.

Un dedo cálido le toca el hombro y Diana se voltea para ver a Cho Chang de pie junto a ella.

—Aún puedo oler a Cedric. —le murmuró.
—El aroma a pastel de manzana sigue ahí.

Diana no había conocido a Cedric, pero había oído lo suficiente como para considerarlo alguien que pudo ser amigo.

—Junto a tierra húmeda. —Sus ojos se deslizaron hasta el suelo. —La habitación entera huele a él.

Y junto a ello, Diana la mira con horror.
—¿Qué?

—Oh, estabas demasiado hundida como para escuchar. —Cho soltó una risa. —Te vi desde el otro lado de la habitación y estabas tan perdida como un pez koi en el Pacífico, Mi abuela dice que es mejor regresarlos antes de que la sal fría los consuma.

Los mechones que se han escapado de la bola apretada en su nuca bailan cuando Diana se hecha hacia adelante para mirar la página que se ha puesto ante ella.

Amortentia.

El corazón le da un vuelco y la sangre se le vuelve tan fría como el hielo. Su piel se vuelve pálida como un espíritu cuando mira a Cho. —¿Que poción está preparando Slughorn?

—Amortentia, Di. Él mismo lo ha dicho. Y ha hechizado los libros para que se pongan en esa página. —su cabello lacio se desliza como el humo de un incienso por el costado de su cara. —Es el repaso de la semana pasada.

Diana por supuesto no había podido asistir a esa clase.

Ella escucha la risa suave de Luna junto a su hombro. —¿Por qué tan palida, Di? ¿Que aromas sientes?

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora