ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏꜱ

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FLASHBACK CUATRO.

Diana ha tenido insomnio miles de veces.

Con pesadillas de sus amigos muriendo en sus manos, por estudiar y estudiar tanto que su cerebro se queda sin ganas de dormir, por la ambición de correr bajo la fría noche por el bosque prohibido y por otras miles de razones.

Pero ahora es distinto, porque se encuentra pensando en Draco Malfoy.

Se instaló en su cabeza. Sus ojos se clavaron en su visión al parpadear y la sensación de sus labios está tatuada en su boca.

Diana levanta su mano izquierda y traza lentamente sus labios, con curiosidad ardiente y un miedo sangrante a caer en él.

Los días y las clases antes del 3 de Marzo  transcurrían con normalidad. No sentía la mirada venenosa de alguien en clase y no debía hacer un esfuerzo por evitarlo porque simplemente no se conocían. Pero ahora todo se había roto y había cambiado.

Sentía la mirada punzante de Malfoy desde el fondo del salón de Snape mientras Diana reía con Dean Thomas y ella a su vez se preguntaba si siempre él la había observado, o si en realidad la observaba, o si solo era su imaginación revuelta por las sesiones de besuqueo y las palabras amenazantes durante las noches. También, cuando caminaba por Hogwarts con Neville Longbotom el sentimiento de presión en su pecho de no encontrarlo por los pasillos le comía la cabeza.

Malfoy la estaba envenenando a ella en vez de ella a él.

Se permitió sentirse así por el simple hecho de que él fue su primer beso. Debía ser normal que su cabeza estuviera infectada por ese momento.

Diana detestaba a Malfoy. Odiaba besarlo y amaba maldecirlo, amaría el momento en qué él dejara de enseñarle oclumancia y comenzara con el entrenamiento cuerpo a cuerpo porque ella podría maldecirlo y golpearlo y desquitarse con él con todas sus fuerzas.

Pero ahora, Diana está en la cama. Con el momento que ocurrió en la madrugada clavado en su cabeza.

La manera en que estaban sentados frente a frente en la biblioteca. Las nubes y la luz tenue del amanecer golpeándoles el rostro mientras fingían no conocerse en el momento en que hundieron su rostro en un libro.

Solo eran dos estudiantes leyendo muy temprano por la mañana. Pero Diana sentía que debía haber dicho algo más antes que Hermione llegara corriendo para avisarle de un nuevo "asunto"con el que Diana "debía" lidiar.

Hermione no reconoció a Malfoy. No tuvo tiempo de hacerlo. Ella llegó y le aviso a Diana que había surgido un asunto muy importante y que Diana sabía cómo resolverlo.

Cuando Diana se puso de pie, hubo algo mientras tomaba su varita y ojeaba su cabeza en busca de alguna maldición de acción rápida.

Ella se volteó para mirarlo. Y él ya estaba mirándola cuando ella lo hizo.

Diana sentía que debía decir algo.

Hola.

Hasta luego.

Perfeccione mi oclumancia.

No volveré a besarte.

Hola.

Adiós.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora