ᴄɪɴᴄᴏ

3.8K 328 61
                                    

Los ojos fríos y pálidos se deslizaron sobre ella como si estuvieran analizándola de pies a cabeza. Estudiándola. Revisándola. Sus ojos se movieron rápidamente por su cuerpo.

La observó obsesivamente. Asegurándose de que no había nada mal en ella. Ninguna herida sangrante, ningún hueso roto.

Algo parpadeó en sus ojos, él se puso blanco como un espíritu y sus manos temblaron.

—Él me indicó cuidarte. Nunca he sido niñero de nadie. Tampoco planeaba serlo. Si interrumpes en los planes de mi señor, estas muerta.—hizo una pausa para tragar. Su garganta estaba áspera. Sus ojos chispearon.—No estoy feliz con esto. Estar a cargo de un experimento humano no estaba en mis planes. No siento nada por esta situación. Es el trabajo que me asignaron. Yo solo estoy cumpliendo.

Los ojos de Draco se deslizaron hasta las manos huesudas y pálidas de Diana.

Algo dentro de ella se revolvió y sangró. Hubo en escalofrío lejos en su interior.

Una puerta golpeando en su mente.

Algo enterrándose en su cuello y deslizándose por su espalda hasta su coxis.

—¿Me hará daño?—preguntó, su voz era débil mientras trataba de mantener la calma.

Su mente se estaba preparando para las peores situaciones. Preparándose para un impacto amargo o mucho peor. Se preparó para recibir una apuñalada en la espalda en cualquier momento por parte de él.

—No.—dijo, su voz fue amarga y llena de una sensación nerviosa. —No puedes experimentar dolor físico. Al menos, por mi parte no recibirás nada de eso. —su mirada cambió. —Aunque mis manos arden por maldecirte.

Hubo algo.

—Tengo órdenes pendientes de hojear tu mente cada cierto tiempo, sacarte de aquí para que estés saludable. Vigilarte cuando se te permita salir fuera. Debo ayudarte a no colapsar.—su tono de burla en su voz la atravesó.

Estaba respirando de forma corta y rápida. Diana no dijo nada y volvió a voltearse a ver las astromelias blancas que parecían infinitas en todo el lado que era visible desde el jardín del lado sur.

Él volvió a mirarla.—Deberías comer. Puedo encargar comida tibia para ti otra vez. No puedes quedarte aquí encerrada y abatida por el tiempo que tú encarcelamiento dure. Eres una terrorista y asesina, la muerte siempre estaba pisándote los talones. ¿Por que hacerte una persona débil y frágil ahora?

Hubo una grieta en alguna parte.

Drack quería acercarse, pero se mantuvo allí. —Espero que la muerte nunca pueda atraparte. Es una salida fácil. Quiero verte intentado escapar de aquí.—él se burló.
—Mi trabajo es hacer que la muerte no te pise los talones. O al menos, caminar junto a la muerte detrás de ti.

Diana se volvió y lo miró. Había algo que estaba lejos. Tan lejos que era imposible alcanzarlo. Algo bloqueado en su mente.
—¿Que planean hacer conmigo?

—No tengo información. Él es reservarlo para todo ahora. Antes lo compartía conmigo y más personas en las reuniones. Ahora solo se lo confía a Bellatrix.

Diana miró la habitación un momento, sus ojos se mantuvieron en el libro mientras suspiraba.

—¿La orden sabe que estoy aquí? ¿Harry, Ginny?

—Potter y la orden lo saben. No directamente. No saben que estás aquí. Pero saben que estás desaparecida y estás fuera de europea al menos. Pronto vamos a crear una tapadera haciéndoles creer al mundo que estás muerta para evitar rescates. Eres propiedad del señor tenebroso ahora.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora