ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ

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MEDIADOS DE AGOSTO, 1997.

Se reencontraron a mediados de Agosto. Después de la última noche en que estuvieron juntos, él se despidió de ella y le aseguró que volvería. Y así fue.

Entró con fuerza en la habitación, vistiendo un uniforme completamente negro. De pies a cabeza. La buscó con la mirada, avanzó hasta ella y la miró preocupado mientras sus manos enguantadas en piel de dragón la sujetaban.

—¿Estás bien?—dijo desasosegado.

Sus ojos estaban llenos de preocupación mientras la estudiaba. Pasó sus manos sobre ella comprobando lo que quería oír.

—El señor Oscuro ha tomado el ministerio,Me enviaron a un ataque en la casa de los Weasley. En la madriguera. —Dijo, tensando su mandíbula. —Los Weasley están bajo vigilancia estricta. —él vio como la sangre de las mejillas de Diana se escapaba y sus ojos brillaban con terror. —No me mires así. No maté a nadie que consideré que era importante para ti. Potter, Weasley y sangre sucia han desaparecido.

Diana lo miró. Respirando rápidamente mientras trataba de estabilizarse.

—¿La familia Weasley está bien? ¿Molly, Arthur?

—Lo están. —declaró y luego se acercó un poco más. —El señor tenebroso me informó que tu alteración mágica aumentó sus dosis y sus métodos. ¿Cómo estás tú? —su voz fue exigente. —¿Que cosas te han hecho?

Verlo preocupado y cercano a ella fue un golpe brusco. Pero no fue molesto. Podría adaptarse. Ella y él se habían besado...

Malfoy fue su primer beso.

—Treinta o cuarenta sesiones desde que te fuiste...creo. He perdido la cuenta después de la número veinticinco.

Él se puso blanco como un fantasma. —¿Cuantas Horas? —preguntó, amenazadoramente.

—Tres horas aproximadamente...—respondió, bajando la mirada y apretando sus manos para ocultar los espasmos provocados por el daño a su sistema nervioso. —Tal vez me estoy...adaptando.

Arqueó una ceja. —¿Los espasmos en tus manos son señal de adaptación?

Ella tragó. —Has vuelto...pensé que no volverías. —dijo, ignorando su pregunta.

—Se cumplir promesas. —respondió. —Te lo dije, no voy a dejarte sola.

—No puedes- no podemos...—trato de hablar, respirando rápidamente mientras sentía que las mariposas en su estómago se saldrían de control. —No te relaciones más allá de los límites conmigo. Estás subiendo de rango, y el que tú te metas en problemas no me ayudará a poder...manejarlo.

Él no es tu amigo. Él no es tu amigo. No. No.

—Él tiene mejores cosas que hacer conmigo que condenarme a estar sin ti. —dijo, mirando por la ventana.

Cuando Malfoy volvió a mirarla, la encontró estudiándolo como algo que nunca podría descifrar. Las inconsistencias en sus ojos y la forma en que la trataba. La manera en que le hablaba y el estribillo que dijo la última vez.

"Recuérdame, Diana, recuérdame"

Estaba desconcertada mientras lo observaba. —¿Por que te ves...suave conmigo hoy?

Un mes de soportar su fría rabia Y su máscara de asco, para que con una sesión de besuqueo, fuera inestablemente atento. Por supuesto, había algo detrás de esa fría máscara. Un beso con una prisionera no debía ser importante.

La miró por un momento y sonrió. —conséquences de l'amour, supongo. O tal vez, inesperadamente, me gusta estar contigo y saber que estás bien.

Diana lo miró con recelo mientras se preguntaba si estaba ebrio o drogado o intoxicado.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora