Éternel; Draco Malfoy

ᴠᴇɪɴᴛɪᴄᴜᴀᴛʀᴏ

Draco y Diana estaban durmiendo. Él la envolvió en brazos protectoramente mientras ella tomaba las manos frías de él y las abrazaba en su pecho tibio.

Hubo una sensación de presión y un trozo de vidrio parecía estar alojado en su garganta. Cuando estaba por toser para que la sensación se fuera, ella estaba cayendo.

No, tal vez ella no estaba cayendo.

Alguien la estaba sosteniendo por la garganta, una hoja de plata le corto el cuello y cayó al suelo. Muriendo lentamente mientras veía hacia el frente, llorando.

Draco se desangró delante de ella.

Ambos estaban muriendo.

Hasta que abrió los ojos y se sentó rápidamente en la cama. Respirando con fuerza y dándose cuenta de que estaba llorando.

Malfoy despertó de golpe, viéndola respirar agitadamente mientras su mirada estaba perdida.

—¿Estás bien? ¿Fennell?

La imagen se repitió con fuerza en su mente. Repitiéndose una y otra vez. Era lo único que veía. Su cabeza estaba bloqueada en el momento en que él se desangró frente a ella.

Le tocó el rostro con las manos y ella pudo salir de allí. Mirando y encontrándose con unos ojos grises terriblemente preocupados.

—Pesadillas. Solo pesadillas.

Él frunció el ceño. —Te di una poción para dormir sin sueños. —dijo, su voz fue seria. —Tu oclumancia está haciendo resistencia entonces.

Sus labios se apretaron en una línea delgada. —Tu dijiste...—Diana frunció el ceño. —Tu dijiste que alguien como yo...merecía correr lejos de aquí.

Él la estaba mirando con una expresión casi cerrada. —Correcto.

Entonces ella lo supo. —¿Estás planeando sacarme de aquí?

Los ojos de Draco parpadearon y se oscurecieron. Él la miró fijamente y luego desvió la mirada, moviendo la cabeza muy ligeramente en asentimiento. —Tal vez si.

Se puso rígida como si las palabras la hubieran golpeado en el estómago. La garganta de Diana se apretó. —¿Como planeas hacerlo?

Hubo un silencio rotundo. Él frunció el ceño y bajo la mirada.

—En el enfrentamiento final. —dijo, su tono fue cerrado. —Nadie más que yo debería estar vigilándote. Entonces habrá un caballo esperando por ti. Yo te llevare hasta allí y te irás. Lejos. Middy va acompañarte.

Sus ojos se abrieron con fuerza. —¿Y la marca? ¿Qué hay con la marca?

—La oscuridad de tu maldición la ha absorbido. No es más que un simple tatuaje ahora.

Diana sintió como si la sangre de su espalda se hubiera enfriado de repente.

Era por ello que su marca se sentía muerta.

—¿Que hay de ti?—dijo con voz débil. —¿Correrás conmigo?

Su mandíbula se tensó y soltó una risa muerta. —¿A quien crees que culparán si tú desapareces?

Diana palideció totalmente. La sangre se le escapó del cuerpo y sus ojos se quebraron. —¿Que?

—Sería sospechoso que dos jóvenes desaparezcan en una sola noche. El guardia y la prisionera. No es como si ellos sospechen algo ahora, pero podrían hacerlo si ambos desaparecemos.

—No- no...

—Además, —él comenzó. —Pueden rastrearme. Mi marca está en su plenitud. Estoy conectado a él.