ᴅᴏꜱ

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Un momento después, Diana abrió lentamente sus ojos. Tratando de enfocar un contorno tenue.

—Oh, estás despertando.

Cuando sus ojos oscuros estuvieron completamente abiertos, miró la silueta de la sanadora elevada sobre ella. La sanadora se agachó ligeramente para estudiarla de cerca.

—Entonces, usted es Diana Fennell.

Diana no supo qué responder o hacer. No sabía qué era lo que debía pasar. Ella era importante porque sería usada para alguna máquina de guerra de Voldemort según había escuchado en esa conversación. No importaba si estaba loca, solo la querían viva por la maldición.

Probablemente volverían a experimentar con ella. Aunque no sabía el porqué. La respuesta estaba borrosa en su mente. Lejos. Tan lejos que no podría alcanzarla nunca.

—¿Cómo fue que nadie fue a buscarte a los once años para ir a Hogwarts? ¿Cómo sobreviviste?

—Yo...n-no...no-lo...se. —dijo, arrastrando las palabras. Su voz sonó débil y temblorosa. Su garganta se sentía atrofiada. —Madre...hizo p-pociones y yo...dormía luego de las...inyecciones.

Hubo una risita emocionada. —Maravilloso. Entonces tú cuerpo está acostumbrado a esto. Pero, ¿cómo fue que fuiste olvidada? ¿Nadie jamás fue por ti? ¿Cómo llegó a Hogwarts entonces?

—Profesora...fue- a casa. Ella me llevó a Hogwarts y...me estuvo enseñando y entrenando todas las vacaciones sin- descanso. Madre me odia-por-eso.

—¿Aprendiste cinco años de magia entera en un puñado de meses?

—Era eso o...fracasar. Aprendo rápido.—dijo una vez más y hubo un destello tan lejano en su mente que su piel se erizó. Sus dientes castañeantes dificultaron el que las palabras salieran de su boca.
—Era parte del plan de reintegración...para que pudiera socializar...con humanos mágicos normales y que ellos no sospecharan- nada.

La mujer se miró las uñas.—Sin embargo, jamás se preocuparon por su salud mágica. Y tiene un alto nivel de magia residual oscura, muy oscura en su sangre. ¿Por qué?

—No recuerdo...no recuerdo nada sobre eso.

El sonido agudo de la pluma sobre el papel, escribiendo y escribiendo notas.

—¿Qué hiciste en Hogwarts? ¿Cómo te hiciste amiga de Harry Potter si eres una serpiente?

Los ojos de Diana se quebraron. —Él fue llamado días antes- de entrar- porque yo tenía talento- talento para estar en su- equipo. Hasta entonces, yo no...no era de ninguna casa.

Su mente se sintió obligada a responder. Ella no sabía el porqué. Simplemente estaba allí, respondiendo.

—¿Qué más hiciste?

Habían muchas cosas que decir, pero no podía atraparlas.

—No lo sé. Todo es...borroso.—dijo con voz tranquila. Furiosa. Ella jadeó y suspiró con dolor. —¿Qué...?—vaciló—¿Por qué yo...estoy aquí?

—Ohh...bueno, estás maldita. Y eres perfecta para experimentar. Dejaste atrás tu derecho a ser un humano y ahora eres...un arma. Un objeto. Un arma de guerra. Luego tú guardia te indicará todo.

Sus ojos se encendieron. —¿Maldita?

—Te mantuvieron aislada mucho tiempo de la magia. No se como sigues viva. Creo que aprendiste a canalizar la magia explosiva de la maldición a través de los hechizos oscuros que lanzaste. ¿No lo recuerda? Mataste a gente.

Verdugo de la orden.

Solo ella se ensuciaba las manos.

Nunca antes había sentido algo así.
—Yo...si. Creo...que lo recuerdo.

Éternel; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora