21. La primera de su promoción.
AARON
Mi viaje a Alemania tan solo duró unos días. Comprobé que todo estaba en orden, aproveché para reunirme con algunos empresarios y ahorrarme una próxima visita y regresé a España. Sin embargo, el trabajo nunca acababa ahí.
Me encontraba en el puerto con Dylan, Peyton, Cindy y Liam por temas de negocios, aunque los chicos hablaban más de otras cosas, después de haberme encontrado con Bridget. No pensaba toparme con ella aquí, pero no podía decir que fuera una ingrata sorpresa. Además, llevaba una semana sin verla y en ese tiempo nada más que pensé en volver a tenerla gimiendo mi nombre.
—¿Estás de acuerdo entonces en que le venda mis acciones a Jeffrey? —me preguntó Dylan, sacándome de mis pensamientos.
—¿Qué coño dices? —espeté asombrado, ese tío era nuestra competencia. Dylan soltó unas carcajadas y pasó su brazo por mis hombros.
—Estabas embobado, hermano. En qué pensabas, ¿en eso que te escaqueaste para hacer?
Alzó las cejas de forma sugerente y yo le observé con los ojos entrecerrados, ¿hasta dónde sabía? Tampoco es que fuera nada nuevo que Dylan supiera de mis travesuras, pero no me había dado cuenta de que él también vio a Bridget. Si es que realmente lo había hecho y no se estaba tirando un farol.
—Eres peor que una vieja cotilla —protesté, deshaciéndome de su abrazo.
Me alejé un poco hacia el paseo por donde una vez estuve con Bri. Observé los barcos atracados, realmente algunos eran dignos de admirar. Aunque había uno que me resultaba familiar... ¿dónde podría haberlo visto? Unas pequeñas manos me sobresaltaron al agarrarse a mi brazo, pero solo resultó ser Peyton.
—Aaron, amor, ¿dónde te habías metido? —me preguntó con una dulce sonrisa.
—Fui a ver algo que me gustó —respondí de la misma forma. Señalé con un gesto de cabeza el barco—. ¿Te suena de algo?
—¿El yate blanco? —achinó los ojos y lo analizó con atención.
—Ajá.
El padre de Peyton era muy fan de navegar, por lo que ella se había criado rodeada de barcos donde su padre la llevaba de paseo. Manejaba los veleros de una manera impresionante a pesar de la primera impresión que te podías llevar de su delgada figura.
—¿Puede ser uno de los de Gina? —sugirió.
Mierda, es verdad.
—¿Está aquí? —pregunté con la esperanza de que me dijese que no. Ella conocía los cotilleos de mucha gente, sabría si Gina estaba también en Málaga o no.
—Ahí tienes su barco, amor —Se encogió de hombros—. Estará cerca.
Lo que me faltaba. Conocí a Gina porque colaboró en un proyecto con mi madre hacía unos años. Estaba muy buena por lo que nos acostamos varias veces hasta que me alejé todo lo posible de ella porque se obsesionó conmigo. Me escribía constantemente para vernos y en ocasiones se presentó en la empresa. Era peor que un paparazzi desesperado.
—¿Crees que habrá venido porque se ha enterado de la fiesta que piensas montar en el casino?
—No es una fiesta —repuse. Para ella todo eran eventos sociales—. Es una noche de juego con mucho dinero de por medio.
—Pues lo que yo he dicho —respondió convencida de sus palabras.
Negué con la cabeza y continuamos andando. En aquella ocasión conocí a Bridget, a lo mejor tenía suerte y volvía a pasarme algo interesante. Dawson y Pete me escribieron, pidiéndome por favor que hiciera un hueco para volver a montar una noche como esa. Pete aún seguía resentido porque una mocosa, como él había llamado a Bridget, le hubiese ganado al póker. Les dije que contasen conmigo para el fin de semana y a Pete que dejase de llorar y lo superara.
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AARON ©
RomanceBridget es alegría, entusiasmo y corazón. Aaron, egocentrismo y chulería. Tan sólo basta una mirada a través de la barra para que dos mundos completamente distintos se unan. ¿Pero cómo reacciona un hombre acostumbrado a tenerlo todo al rechazo? ¿...