CAPÍTULO LIX

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59. Don't Blame Me.

AARON

Llevar a Bridget de vuelta a casa de Zack después de que recogiera más ropa, fue como si me arrancaran el corazón del pecho. Quería echarla sobre mi hombro y marcharme al punto más remoto del mundo donde nadie nos pudiera molestar. Donde no existiera un motivo bastante razonable por el que tuviéramos que seguir manteniendo la farsa.

—Aaron, abre la puerta —pidió por tercera vez, aún agarraba el tirador de la puerta del coche.

—Espera un poco, ¿no quieres estar cinco minutos más conmigo? —respondí, mi voz reflejando la desesperación que sentía.

Porque estaba jodidamente desesperado. ¿A quién coño le parecería bien pasar aún más semanas separado de la persona a la que más aman en el planeta? Exacto, a nadie. Yo no iba a ser menos.

—Pasaría todo el tiempo de mi vida contigo, Aaron, pero ahora no puede ser —respondió con un toque de tristeza en su voz.

—Porque tú te empeñas —recordé, sintiendo una punzada de frustración.

—Sabes que tengo razón.

—Y te odio por ello. Podrías más estúpida, de esa forma esta tortura no se te habría ocurrido —confesé con un suspiro.

—¡Son solo un par de días! —exclamó, aguantándose la risa.

Sus ojos brillaban con una luz especial, una sonrisa juguetona bailaba en sus labios. Me encantaba verla así, feliz y radiante. Quería ser yo quien siempre le sacara esa sonrisa, quien la hiciera feliz.

—¿Sabes cuántos minutos son "un par de días"? —pregunté, tratando de desviar la conversación.

—Sé que me lo vas a decir —apuntó con una mirada divertida.

—7200 minutos hasta el martes, es decir, hasta dentro de cinco días. ¿Sabes cuántos segundos son eso?

—Me puedo imaginar que muchos, no hace falta que lo calcules.

—Pues eso. ¿Estás dispuesta a hacerme sufrir durante tanto tiempo? —inquirí con una mueca fingida de indignación.

—¿Eres consciente de que existen los teléfonos móviles? Hablaremos todos los días varias veces.

—No puedo tocarte a través de un teléfono móvil —protesté con una mueca—. ¿Por qué no le preguntas a Zack si me puedo quedar a cenar?

—No hagas eso, sé lo que pretendes —me advirtió.

—Dile que yo haré la cena para todos.

—Aaron, no hay tanto hueco en su casa.

—Bueno, tú y yo podemos compartir el mismo espacio —murmuré alzando las cejas en actitud sugerente e inclinándome un poco hacia ella.

—No, déjalo ya. Pareces un cachorrito abandonado.

Apoyó su dedo índice en mi frente y me echó hacia atrás.

—Porque estás a punto de abandonarme —puntualicé.

Bridget ignoró mi respuesta y me miró a través de sus largas pestañas.

—Mañana después de acompañar a Brooke y a Dylan me quedaré en casa de tus padres por la tarde. Para que despejes la agenda.

—Ya está hecho —le confirmé.

Ni siquiera sabía qué cojones tenía mañana por la tarde, pero fuera lo que fuese, estaba todo cancelado desde ese mismo instante.

—Bien, y ahora abre la puerta o me voy a poner a chillar diciendo que me estás secuestrando.

AARON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora