EXTRA #1

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2 años más tarde.

BRIDGET

Por fin había llegado el momento de tener esa conversación con Aaron. Durante semanas, había estado reflexionando sobre este tema, preguntándome si estaba lista para dar este paso tan importante en nuestra relación. Ahora, frente a él, sentía un torbellino de emociones y nerviosismo recorrerme entera, pero también una profunda sensación de que era el momento adecuado.

—Tenemos que hablar —admití, deteniéndome frente a la mesa.

Aaron alzó la mirada de inmediato, dejando en un segundo plano su ordenador y el trabajo que estaba realizando en él.

—Bridget...

—No, por favor —le detuve—. Déjame hablar. He necesitado mucho tiempo para llegar hasta aquí, y otras cuantas semanas para decidirme por fin a hacerlo.

—Lo siento —soltó de pronto, distrayéndome por completo.

—¿Eh? ¿A qué te refieres? —pregunté confundida por su reacción.

—A lo que sea que haya hecho, Bridget. Lo siento. Por favor, vamos a hablarlo. Piénsalo bien antes de...

—Espera, espera. ¿Por qué estás tan angustiado?

—¿No venías a pedirme el divorcio? —inquirió Aaron, con un tono de incredulidad que revelaba su sorpresa ante la malinterpretación.

¡¿Qué?! ¡No!

El alivio que recorrió a Aaron no se reflejó solo en su expresión, sino también en la forma en la que volvió a sentarse en la silla, como si hubiera perdido veinte kilos de pronto. Me hizo gracia, y solté una risilla. Bueno, los nervios también tenían mucho que ver con ese gesto.

—¿Tanto me pasé? Te has quedado traumatizado —apunté con una ligera sonrisa.

La mirada de odio que me dedicó consiguió arrancarme una carcajada de verdad, pero me obligué a recordar el motivo por el que había venido en un principio.

—Siento haberte asustado. Sí que es verdad que quiero decirte algo, que hablemos de ello, pero no es nada de eso. Te lo prometo.

Tomé una respiración profunda antes de continuar, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía, esta vez sin malentendidos de por medio.

—Bueno, es que lo he estado pensando... y yo... la verdad es que creo que...

—¿Puedes ir al grano? No estás mejorando la situación.

—Sí, vale. Vale.

Respiré hondo y barajé la posibilidad de mirar a otro lado mientras soltaba la bomba, pero no me parecía bien. Y tampoco quería perderme la reacción de Aaron. Para bien... o para mal.

—Corrígeme si me equivoco, pero creo que los dos hemos conseguido todo lo que nos propusimos y que ahora estamos en un buen momento. Te pedí tiempo, y me lo has concedido.

Aaron me miraba expectante, sus ojos fijos en los míos, esperando pacientemente a que continuara.

—No sé si te estoy siguiendo, la verdad.

—Lo que quiero decir es que, tal vez, es hora de dejar de hablar de un hijo cómo algo que podría ocurrir en el futuro en vez de en el presente.

La mirada de Aaron se iluminó con una chispa de comprensión, y su rostro se suavizó con una increíble sonrisa.

—Solo quería que lo supieras... ya que fui yo quien pidió un margen de tiempo. Tan solo era para decirte que, bueno, eso... que si sigues queriendo... yo también quiero.

AARON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora