CAPÍTULO XXVI

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26. Fotografías.

AARON

Adelanté mi vuelo a Londres. No por nada en especial, simplemente quería quitármelo de encima cuanto antes. Esto de que mi padre cada vez viajase menos por la edad empezaba a dejar de tener gracia. Decía que prefería quedarse en Nueva York con mi madre y ahí yo entonces sí que no podía oponerme. Había pasado mucho tiempo sola cuando nosotros nos independizamos y papá pasaba todo el día en la empresa.

Los abuelos muchas veces quisieron ir hasta Nueva York para estar con ella, pero dado que vivían en Tennessee no pudieron hacerlo tantas veces cómo les habría gustado. La distancia sumado a su edad, y a las responsabilidades que tenían a las afueras de Nashville lo complicaban todo.

Me despedí de Timothée cuando me dejó en la puerta del alto edificio acristalado donde tendría lugar la reunión. Tras mostrar mi identificación cogí uno de los ascensores y subí hasta la planta treinta y dos. Un chico joven, con traje y algo nervioso me dio la bienvenida.

—Pase por aquí señor Wallace, enseguida... —habló precipitadamente mientras caminaba de espaldas, por lo que se chocó con el pico de una mesa. Se mordió la lengua antes de soltar una maldición y continuó cojeando por el pasillo—. Enseguida le atenderán, están terminando de preparar algunos papeles. Siéntese por aquí si lo desea.

Se marchó y para mi sorpresa su comportamiento me hizo gracia. En otras ocasiones habría fruncido el ceño por su actitud y preguntado como alguien así de torpe trabajaba en una empresa como esta. Seguro que era nuevo, se merecía una oportunidad.

La puerta que había a mi espalda se abrió, y uno de los hombres con los que iba a reunirme salió a saludarme.

—Disculpe la demora, ¿lleva mucho esperando? —se interesó a la vez que extendía la mano para que se la estrechase. Tenía un pronunciado acento inglés, probablemente era de Liverpool. Me recordó a Bridget, aunque su acento era mil veces más suave y a veces imperceptible.

—No, no se preocupe.

—Adelante —me indicó, haciéndose a un lado para que pudiera pasar yo primero.

Entré en la sala. Era el primero, aunque no me extrañaba. Ser muy puntual era una de las manías que me había transmitido mi padre. Poco después, la habitación se llenó y la reunión dio comienzo.


Aquello estaba siendo aburridísimo. Había volado hasta allí para firmar los documentos, no para que me presentasen el proyecto completo que alguien de la sede de Nueva York debía haber aprobado ya. De lo contrario, yo no estaría allí.

Saqué el móvil del bolsillo para mirarlo, seguro que encontraba algo más interesante. Afortunadamente para mí no era el único tragándose esa charla aunque, por algún motivo que desconocía, había quienes sí se mostraban muy interesados en la reunión. Vi como Bridget estaba en línea al leer uno de los mensajes que me había mandado mientras estaba en el avión. Últimamente no nos habíamos visto, a pesar de que ella no tenía que ir más a la universidad siempre estaba ocupada con algo o alguien cuando yo no tenía nada que hacer, así que nos limitábamos a escribirnos de vez en cuando. Bueno, puede que casi todos los días.

Aaron: Distráeme o te juro que me quedo dormido

Le escribí. Enseguida lo leyó y comenzó a teclear una respuesta.

AARON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora