1: Sombra (Parte 1)

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Greco X Toni

Han pasado varios años desde aquel incidente, varios años desde que sucesos inenarrables acontecieron en la ya olvidada ciudad de los Santos, aquellos sucesos en cuestión marcaron a cierto hombre de barba abundante, un sujeto el cual se había mantenido alejado de todo desde aquel entonces.

Sin embargo, en una tarde cualquiera una llamada se hizo presente, tal parecía que el momento de regresar a laborar había llegado nuevamente, aunque en un lugar distinto, una nueva ciudad, no suena tan mal ¿verdad? Bueno sería una buena oportunidad para ya dejar atrás definitivamente su antigua vida.

El nuevo destino de aquel hombre, se hacía llamar la ciudad de Marbella, el hombre viajó un buen tramo, pero había válido la pena, lo cierto era que la ciudad era muy bonita, casi o tal vez más grande que los Santos, el hombre de barba no tardó en ponerse en contacto con la policía de la ciudad, logrando que le dieran el puesto que le habían prometido en dicho lugar.

El hombre rápidamente comenzó a adaptarse a su nuevo ambiente, todo parecía indicar que sería una grata experiencia. Conforme fueron pasando los días, el hombre podía notar algunas actitudes bastante inusuales en algunos de sus compañeros, sin embargo, no se animaba a cuestionar absolutamente nada, sin querer darle más vueltas al asunto decidió salir a comprar algo en algún badulaque para así continuar con el patrullaje.

El hombre bajó del vehículo y se dispuso a ingresar a un badulaque cercano, notó como varias personas entraban y salían del lugar, aquello daba la impresión de que en cualquier momento se tornaría en un completo desastre, el hombre tan solo continuó avanzando hasta llegar al frente de la caja, donde al levantar la vista se encontró con algo que le dejó helado.

Un joven rubio, de ojos azules y con una expresión de serenidad, aquello era algo que había tocado profundamente al policía, pues ese joven era idéntico a cierta persona que alguna vez fue muy importante en su vida.

— Señor ¿Va a querer algo? — pronunció una joven castaña que se encontraba justo al lado del rubio

— ¿Qué... qué tiene para comer? — cuestionó el hombre disimulando su sorpresa

— Solo pan y agua... a cien — respondió con dificultad la joven, lo cierto era que ella daba unas pintas de estar drogadísima que le era imposible pasar desapercibida

— Pues venga, démelo — el hombre levantó la mirada, notando que el rubio le miraba fijamente

— Tú me suenas de algo — habló el joven con un ligero acento, este parecía extranjero — ¿Cuál es su nombre agente?

— Greco Rodríguez

— Greco Rodríguez eh... — repitió el joven ladeando su cabeza

— ¿Nos conocemos de algo caballero?

— No, no es sólo que... Greco... — el joven llevó su mano hacia su mentón, parecía pensativo

Greco estaba por seguir indagando para saber algo más respecto al joven, cuando la voz de la castaña interrumpió

— Oiga caballero, pague los 100 por favor

— ¿Eh? Si por supuesto no se preocupe — Greco sacó su billetera, procediendo a pagar y salir de inmediato del lugar

Estaba bastante pensativo al respecto ¿De verdad se trataba de una persona distinta? Si es que la similitud era innegable, aún así tampoco es como si pudiera hacer algo más, después de todo ni siquiera sabía que fue de la persona a la cual se parecía tanto.

El hombre entró al vehículo, tomándose un poco de tiempo para recordar cosas, lo cierto era que hace ya mucho tiempo que una tragedia había sucedido en la ciudad de los Santos, un evento que había involucrado a su superior y compañeros de aquel entonces, todo acabó en cierta forma ¿Bien? Podría decirse, por el hecho de que lograron detener a la amenaza, la cuestión era que dicha amenaza tenía que ver con Gustabo, un joven el cual fue su compañero dentro del CNP y esa persona era quien se asemejaba el chico del badulaque.

Greco miró hacia el techo del vehículo, mientras seguía recordando más acontecimientos, lo último que supo de Gustabo era que este había sido internado, de ahí nada más logró saber, pues para aquel entonces Greco ya se hallaba retirado.

Algo más que tampoco podía olvidar era el hecho de que él había llegado a sentir cosas por aquel chico, aún recordaba como lucía su rostro, su risa, los coqueteos en broma que solía soltar y su voz cuando mostraba un tono amable y sereno ¿En qué momento todo se torció? Era lo que el hombre de barba se cuestionaba, pues nunca en su vida llegó a imaginar que detrás de esa sonrisa tan linda, se encontrara un monstruo sediento de sangre.

Finalmente, Greco sacó una caja de cigarrillos de la guantera dispuesto a fumar un poco, pues lo necesitaba.

Si Gustabo resultó ser así... Entonces ¿Algo así podría pasar con el joven del badulaque? No, no tendría razón de ser así, simplemente porque no es él, Greco intentaba convencerse a sí mismo de sus propias palabras. No obstante, no podía luchar contra ese impulso de creer que sí lo era.

Quería volver a verlo, saber sobre él o al menos vigilar que sus pasos no se desviaran de la misma manera que sucedió con Gustabo ¿Podría lograrlo? Bueno ya tendría tiempo para averiguarlo.

Por su lado, el chico del badulaque era en realidad un hombre llamado Toni, el cual junto a su hermano Carlo habían pactado llegar a Marbella para sacar a flote un gran negocio y no precisamente el de la tienda.

Si era verdad que Toni no era Gustabo sin embargo lo que también era cierto era que el camino que estaba eligiendo tampoco era el camino del buen ejemplo, pues los hermanos Gambino habían llegado para construir un gran imperio y todo gracias a una droga que solamente ellos poseían.

Y en una ciudad como Marbella, ese objetivo no sonaba del todo descabellado puesto que esta ciudad estaba completamente corrompida, el dinero mueve muchos hilos y vaya que los hermanos lo saben.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora