4: Tradición Familiar (Parte 2)

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Habían pasado un par de días desde que Salinas se había enterado de que estaba comprometido, por así decirlo con Toni, simplemente no podía creer que su pequeña broma le haya dejado en tal situación, no sabía que pensar con exactitud pues definitivamente el matrimonio no era algo que estuviese en sus planes y mucho menos con aquel chico.

Si bien Toni no le parecía en lo absoluto una persona desagradable... Era extrañísimo el pensar en él como su esposo, vivir con él e incluso intimar, pues era algo que probablemente tendría que surgir tarde o temprano en un matrimonio, además también estaba el gran problema que por nombre llevaba Carlo, el hermano menor de Toni era quizás la persona más detestable que haya conocido en su vida.

El hombre le ha apuñalado, golpeado, robado y quemado el vehículo una infinidad de veces, era más que obvio que Carlo tenía serios problemas de odio en su contra y que con la noticia del compromiso, las cosas empeorarían al cien por ciento, pues Carlo repentinamente tomó la costumbre de mandarle mensajes a Salinas nada más despertase, escribiendo amenazas de muerte en caso de que se le ocurriera hacerle algo indebido a su hermano, acompañado de fotos de ataúdes o de personas inconscientes en el suelo que muy seguramente habían sido atacadas por el propio Carlo.

Salinas estaba bastante frustrado, necesitaba algo que pudiese ser capaz de hacerle olvidar, aunque fuese por unos instantes sus problemas, por lo que optó a la mejor solución posible, volver a drogarse.

Había pasado un par de días en los que no había consumido nada, así que por esa vez consideraba que su consumo sería justificado, el abogado contactó con José el cual le vendió unas cuantas pirulas, después de ello Salinas se dispuso a tomarlas de una en una sintiendo al instante los efectos de la maravillosa droga.

El hombre por sí sólo ya era un completo desastre, sumándose el incontrolable consumo de sustancias lo volvían completamente irrazonable, iba causando destrozos por todos lados, armando escenarios carentes de sentido e insultando a todos los que se pasaran por el frente.

Estaba más que claro que una vez se terminase el efecto tendría muchos problemas al enfrentar las consecuencias de sus actos, pero eso no importaba por el momento, eso ya sería problema del Salinas del futuro.

Finalmente, el hombre decidió hacer una última parada antes de que su felicidad momentánea se desvaneciera, se subió a su vehículo y se dirigió a la tienda perteneciente a los hermanos italianos, esto porque según su mentalidad debida en el estado en el que se encontraba, tenía que empezar a relacionarse con su futuro esposo.

Una vez el hombre había milagrosamente llegado a su destino se bajó del auto, acomodó correctamente su traje y corbata, limpió sus gafas con un pañuelo con el fin de así estar más presentable, lo cual era más que curioso considerando que el hombre no tenía pantalones, sólo estaba vestido de la cintura para arriba, quedando solo en calzoncillos.

Aun así, el hombre abrió las puertas del negocio mencionando la frase "Buenos días ya llegó la mera verga" para enseguida caminar tambaleándose por el lugar, al no ver a nadie al entrar, simplemente continuó avanzando hasta llegar al pequeño cuarto junto al final del pasillo de la tienda.

Al ingresar se encontró con Toni este estaba de espaldas y bastante distraído mirando hacia la nada por lo que no se percató de la presencia de Salinas, el abogado por su parte se tomó la libertad de mirarlo de arriba a abajo, admirando lo bien que la figura del rubio se veía, además de que el rubio ya de por sí optaba por usar pantalones finos y ajustados dejando destacar aún más sus atributos, Salinas dejó salir una sonrisa acercándose un poco más al rubio.

Se preparó mentalmente, levantando la mano para enseguida bajarla rápidamente, dando así un golpe en el trasero de Toni a la vez que exclamaba "¡Buenos días culona!" este por su parte reaccionó al instante, dándose vuelta y mirando al responsable.

— ¡¿Qué haces?! — cuestionó el rubio disgustado

— Bueno pues podrías considerarlo como una caricia mexicana — respondió en un tono alegre

— Eres imbécil

— ¿Qué tiene?... Tú y yo nos vamos a casar, así que quiero convivir con mi viejo — continúo hablando, solo que ya dejando notar su estado

— ¿Estás drogado? Ah... Y ¿Cómo que viejo?

— ¿Prefieres que te llame vieja? — el abogado comenzó a reír, sin embargo, su felicidad se hizo añicos al sentir repentino temor en el ambiente

El hombre sentía que no debía mirar hacia atrás, aun así, lo hizo dándose cuenta de que Carlo se hallaba justo detrás de él, mirándolo con una expresión que dictaba claramente que de ahí no iba a salir con vida.

— ¿Qué haces faltándole el respeto a mi hermano? — pronunció con una voz sumamente calmada, el hombre lo había visto todo — abogado de mierda, te voy a rajar el puto cuello

De ahí en adelante todo se volvió borroso en la memoria del abogado, al abrir los ojos se encontró con la mirada de Toni, quien había sido quien le había reanimado, Toni se aseguró de ayudarle a levantarse, Salinas notó su cuerpo bastante adolorido, en ese momento el efecto de las drogas se había desvanecido por completo, por lo que se encontraba de vuelta a su asquerosa realidad.

— ¿Qué pasó Toni?

— Pues que te buscaste una paliza, nada más eso

— ¿Por qué no tengo pantalones?

— Sabrás tú, llegaste totalmente drogado... nunca cambias abogado drogadicto de mierda

— No me insultes ¿Dónde está Carlo? Creí recordar haberlo visto

— Él está... — Toni rascó su cabeza mientras desviaba la vista hacia otro lado

— Toni... ¿Qué pasa? - cuestionó el hombre con cierto nerviosismo

El sonido de la alarma de un vehículo se hizo escuchar desde fuera, a lo que Salinas decidió ir a ver pues tenía un mal presentimiento, Toni le siguió inmediatamente hasta llegar a la entrada de la tienda, donde Salinas pegó el grito al cielo al ver como su auto estaba en llamas.

¿El causante? Por supuesto Carlo, el hombre estaba de pie tomando fotos del vehículo, tenía una gran sonrisa en el rostro al ver las brillantes llamas consumir la porquería de auto que el abogado tenía.

— ¡Mi coche! — exclamó el hombre en un tono agudo

— Te lo mereces abogado guaaaarrrro - se burló Carlo

— La verdad es que si, te lo mereces - pronunció Toni — ¡A ver a quien le vuelves a tocar el culo!

Salinas tan sólo cayó de rodillas, no sabía cómo afrontar su nefasto destino ¿De verdad estaba condenado a pasar el resto de su vida con esos sujetos? El tener por esposo a Toni y de cuñado a la persona más conflictiva de la ciudad, bueno lo cierto era que todo apenas estaba comenzando.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora