90: Promesa (Parte 3)

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Un joven omega se encontraba sentado en un bonito sofá dentro de una amplia sala, el chico se percibía así mismo demasiado pequeño ante la situación que le rodeaba, no sabía que hacer o pensar respecto al hombre tan extraño.

Detrás de si podía escuchar los pasos de aquel alfa que se encontraba llegando con un par de bebidas en manos, el hombre le ofreció una al omega quien la aceptó aún con cierta timidez.

— Puedes tomar los que quieras, los compré para ti — mencionó el mayor al señalar las bolsas con los postres que habían traído del restaurante

— Preferiría primeramente hablar de lo que querías..

— Muy bien — el hombre se sentó en otro sofá al frente del chico y cruzando las piernas — dime ¿Qué tanto recuerdas?

— Solamente sé que estaba aburrido y salí a la calle... De ahí en adelante no tengo idea

— Entonces ¿No recuerdas absolutamente nada?

— Eso parece... — el rubio tomó un trago de la bebida y finalmente optó por tomar uno de los pastelillos

— Eso me enoja bastante en realidad, pero supongo que no es culpa tuya después de todo

— Sólo dime ¿Cómo fue qué terminamos en esta situación?

— Nosotros nos conocimos en un bar por la tarde, básicamente bebimos juntos, charlamos mucho, recorrimos más bares y simplemente al final terminamos en mi cama, te entregaste a mi y me juraste que te convertirías en mi omega, ese es el resumen

— Una completa irresponsabilidad básicamente — el rubio suspiró maldiciéndose así mismo por cometer esa gran tontería

— Tal vez, pero lo hecho, hecho está y no hay remedio para esto

— Pero insisto, esto debería simplemente quedarse así y ya ¿No podemos olvidarlo? Sólo fue cosa de una vez

— ¿Olvidarlo? — el hombre rió — pero vamos a ver nenaza, tu realmente estás equivocado si crees que puedes seducirme, hablarme de amor para finalmente marcharte como si nada

— ¿Qué se supone que haga entonces? ¿Qué puedo hacer para que estés contento?

— Asumir tu nuevo papel desde luego, me refiero a que seas mi omega y todo lo que conlleva eso

— No puedo hacer eso, es imposible — el rubio se exaltó ante aquella propuesta, definitivamente no podía llegar a casa y salir con que ya tenía un alfa en su vida, le caería la de Dios y probablemente no volvería a pisar la calle en su puta vida

— ¿Por qué no? Estoy dispuesto a hacerte mi pareja, darte comodidades y todo lo que te apetezca, si lograste darme esas muestras de amor en una sola noche, entonces no dudes de que serás capaz de mucho más estando junto a mi

— Bueno... no quiero sonar grosero pero ciertamente aún me pregunto ¿Cómo demonios fue posible que usted y yo hayamos follado? Si es que usted no parece ser para nada mi tipo

— ¿Quieres descubrirlo? — el pelinegro se levantó de su sofá tan sólo para sentarse justo al lado del rubio

— ¡¿S-señor?! — Toni se sentía nervioso ante la repentina cercanía de aquel hombre

El mayor mantuvo la mirada fija en aquel joven, se le veía tan inquieto a sus ojos, temblando como un cachorrito asustadizo, y eso que aún no había hecho nada.

Sin detenerse a pensar, las manos grandes de aquel alfa se posaron en el rostro del chico, este simplemente cerró los ojos ante el inesperado acto, el pelinegro sonrió levemente antes de acercar su rostro al del omega, las feromonas se hacían notar y en cuanto sus labios terminaron por unirse en un beso, estallaron completamente, llenando la habitación de un aroma débil pero delicioso como lo era la vainilla de Toni y el aroma a madera recién cortada de Conway, un aroma qué fácilmente podía confundirse con algun perfume amaderado de la más alta calidad.

El beso continuó, el mayor empujaba el cuerpo del rubio contra el sofá a medida que iba recorriendo cada rincón de su boca con su lengua, justo como lo había hecho la noche anterior sólo que esta vez ambos estaban completamente sobrios, las manos del rubio se colocaron en los hombros del alfa para así poder separarlo y romper con dicho beso.

El alfa parecía bastante orgulloso de lo que había causado, su chico estaba sonrojado, sus cejas arqueadas ligeramente y sus labios estaban algo rojos por el constante contacto.

— Dime ¿Sentiste lo mismo que yo? — cuestionó el pelinegro al acariciar aquella mejilla ardiendo

— Esto... No debería estar sucediendo — respondió el menor avergonzado

— Pero lo está... Y te está gustando por lo que veo

— Ni siquiera sé como te llamas

— No me hagas enojar joder... En fin, Jack Conway, y más te vale que no olvides ese nombre, es el nombre de tu compañía de vida a partir de ahora

— Jack... Está yendo demasiado rápido

— ¿Te molesta? ¿Quieres que pare? Porque desde mi perspectiva... Te está agradando ser tocado por mi, quizás puedas recordar lo bien que la pasamos anoche

— Es raro... Tengo mis dudas

— Pues no deberías, te entregaste a mi por voluntad propia, hicimos el amor como dos bestias salvajes y aún así tuvimos nuestros momentos dulces, sentimientos y esas cosas, me abriste tu corazón y yo acepté gustoso entrar en él y tomar un lugar, ahora te pido que esta vez no me olvides de nuevo

Conway fue acercándose al cuello del rubio, dando un par de besos y aspirando ese aroma proveniente de él, ese olor le transmitía una sensación de calidez, era tan reconfortante que le hacía olvidarse de sus más profundas y constantes preocupaciones, en pocas palabras le brindaba una enorme paz.

Una de sus manos se dirigió al cabello del chico, aquellos mechones dorados eran suaves y se enredaban entre sus dedos con facilidad, simplemente aquel chico era lo que necesitaba en su vida, pues todo de él le daba una sensación de bienestar alucinante, por lo que estaba dispuesto a lo que fuera necesario para que este se quedara a su lado por mucho tiempo.

Entre abrazos y besos lentos, el omega terminó quedándose dormido entre los brazos de su autoproclamado alfa, el mayor se decidió a cargarle y llevarle a su habitación para que así estuviese más cómodo, incluso se recostó a su lado observándole dormir, apreciando nuevamente cada detalle de su rostro así como su respiración tranquila y pequeños cabellos que descansaban sobre su mejilla, era totalmente increíble, era como si estuviera ante la presencia de la criatura más hermosa que sus ojos hayan tenido la dicha de mirar.

«Me quedaré a tu lado... Lo prometo, Te amo... Te amo»

El hombre cerró los ojos al recordar aquellas palabras, estaba dispuesto a entregarse al sueño pues ya tenía a alguien a su lado nuevamente, sólo esperaba que en esta ocasión al despertar este aún permanezca junto a él.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora