Corrupción (En Corrección)

24: Profesor (Parte 4)

Esa vez... Me encontraba en el salón de clases, era un día para festejar, mi mirada se encontraba hacia el piso, no quería ver nada de aquello que estaba a mi alrededor, podía escuchar las risas de mis compañeros que conversaban animadamente... Como he dicho antes, era un día para festejar, en algún punto una voz me hizo mirar hacia al frente.

Ahí estabas tú, con un ramo de flores, una sonrisa en tu rostro, parecías de lo más contento... Me hablaste durante unos minutos, no recuerdo mucho de lo que dijiste, más que nada debido a que no podía entenderte... Era tan extraño, estabas hablando tan claramente pero aún así simplemente no podía procesar tus palabras... Lo último que si pude entender fue cuando me pronunciaste un "Te amo"

Todo se vuelve un poco borroso... Solo sé que las personas a nuestro alrededor comenzaron a aplaudir, algunos otros parecían confundidos y una persona en particular parecía mirarme de una manera tan...

Cómo decía, tú te acercaste a mí para entregarme aquel hermoso ramo de flores, tus labios se encontraron con los míos en un beso fugaz, tus manos acariciaron mi rostro mientras me llamabas "cariño" el ambiente regresó a la normalidad, alguien colocó algo de música para continuar con la celebración, tú tomaste mis manos y me pediste que bailara contigo, acepté hacerlo, nuestros cuerpos pegados uno del otro, un baile lento, tú olfateando mi cuello con tanta insistencia a la vez que susurrabas más cosas que no podía entender, aquello no sonaba tan mal, una escena romántica sin lugar a dudas ¿Cierto?.... ¿Cierto?

Ojalá hubiera sido así...

Tú me dedicaste tantas palabras de amor, me dijiste que me querías, dijiste que nosotros éramos el uno para el otro, que me protegerías... Que seríamos felices y que nunca permitirías que nada ni nadie me haría daño...

Mentiroso...

Maldito mentiroso...

El rubio se levantó de inmediato al escuchar el sonido de la alarma, todo parecía indicar que tuvo mal sueño, finalmente suspiró para salir de la cama de inmediato, ya era hora de arreglarse para el colegio. Al estar en la ducha se centraba en mirar su propio reflejo en el agua estancada bajo sus pies, se sentía increíblemente sucio, sentía asco por si mismo, asco por lo que en el pasado había sido, un cobarde de mierda.

Después salir de la ducha y terminar de arreglarse, se dirigió a la habitación de su hermano, tocó la puerta para verificar si este ya se encontraba despierto.

- Estoy despierto - respondió el menor quien apenas estaba frotándose los ojos, estando recostado en la cama

- De acuerdo... Oye Carlo, yo me voy a adelantar a la escuela

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Olvidé que tenía un pendiente, así que tengo que llegar antes

- Entiendo, cuídate entonces

- Si, no te preocupes hermano

Toni salió inmediatamente afuera de su hogar, no había siquiera desayunado algo pues simplemente no tenía deseos de hacerlo, se colocó sus audífonos y puso música a todo volumen pues de esa forma no sentiría tan pesada la caminata.

Al llegar al colegio simplemente fue a su respectivo salón para dejar sus cosas y salir nuevamente a los pasillos, quería despejar un poco su mente, olvidarse de todo y centrarse en el ritmo y la letra de las canciones que estaba escuchando en ese instante. Aprovechó que aún era demasiado temprano para las clases y que la escuela aún estuviese mayormente vacía, por ello se tomó la libertas de caminar despacio por aquellos solitarios pasillos.

Aquello había durado un buen lapso de minutos, hasta que sintió como tiraban de su camisa, el rubio al voltear a ver al responsable se encontró con su profesor.

- Hey Toni Buenos días

- Raúl... Aún es demasiado temprano como para que ya esté aquí - pronunció el joven al retirarse los audífonos

- Bueno es día de quincena así que estoy más que dispuesto a venir muy puntual

- Jajaja me lo imaginaba

- Parecías algo distraído, por más que te hablaba no me hacías caso ¿estas bien?

- Desde luego que lo estoy, solo estaba un poco centrado en mis cosas

- Si realmente es así... Entonces eso está bien para mi

- Raúl... - el rubio miró detenidamente al rostro de su profesor, pues se encontraba un poco más sensible de lo usual por lo que decidió hablar de aquellas cosas que se le complicaban comúnmente - yo a usted le quiero mucho, que sepa que con todo lo que ha hecho por mi, no hay forma en la que no se haya ganado mi respeto y cariño

- Toni... - Salinas miró enternecido a que joven frente a él, se le veía la absoluta honestidad en sus ojos y el cierto nerviosismo que probablemente sentiría - no sabía que eras tan cariñoso

- Por algo soy su alumno favorito ¿no?

- Puede ser... Toni perdona mi intromisión pero ¿realmente te sientes bien? En ocasiones sueles desprender cierta aura de tristeza, eso me preocupa mucho

- Raúl ¿Qué dice? - Toni sonrió y procedió a continuar hablando - yo estoy bien porque sé que usted está para mi cuando le necesite... Lo estuvo antes y sé que lo estará incluso después de que me haya graduado

- Solo hago mi trabajo como profesor

El joven negó con la cabeza y se acercó a su profesor - yo confío en usted, lo hago a muerte, no me importa todo lo que otros digan... Para mi usted es una buena persona, porque lo he comprobado yo mismo, Raúl le quiero bastante se lo repetiré hasta el fin

- ¿Puedo... Darte un abrazo? - cuestionó el hombre ante las palabras del joven

- Por supuesto que puede Raúl

El profesor suspiró para enseguida rodear con sus manos el cuerpo del joven, era curioso pero podría decirse que ese chico era la única persona que realmente confiaba en él, la única persona que nunca le daría la espalda, Toni se sentía de lo más feliz por haber logrado ese pequeño abrazo, pues en él estaba dejando sus sentimientos, el sentir la calidez de la persona que era tan importante en su vida le hizo olvidar completamente cual había sido su preocupación de esa mañana.

Raúl cerró los ojos y dio un par de caricias a la cabeza del joven mientras susurraba palabras de que todo estaría bien y que el se quedaría en su vida por mucho tiempo, el rubio simplemente asintió y continuó refugiándose en los brazos de aquel quien consideraba su protector.

Aquella escena tan conmovedora estaba siendo presenciada por Carlo y José, quienes habían llegado hace poco al ir por los pasillos en busca del rubio, Carlo se sentía seriamente disgustado con ello, no quería a ese hombre tan cerca de su hermano pues  siempre había tenido un cierto odio hacia Salinas esto se debía a que el hombre aquel representaba todo lo que odiaba, José tampoco aprobaba semejante cosa pues consideraba que Salinas no era más que un viejo verde que seguramente le causaría problemas a su amigo.

Decidieron no hacer nada por el momento y simplemente regresar al aula de clases, en donde se pusieron a plantear lo siguiente que harían, estaban decididos a encontrar el respectivo salón que según Volkov podría tener indicios del misterioso pasado del rubio, Carlo estaba seguro de que Salinas estaría involucrado, pero quería saber precisamente el como y que tanto afectó a su hermano, bueno habían llegado a la conclusión de que en cuanto tengan la más mínima oportunidad, irían a investigar cada uno de los salones si así era necesario, todo con tal de hallar respuestas.

Continuará...