9: Creyente (Parte 1)

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Toni x Raúl

Donde Salinas es un mafioso que está en busca de su reina.

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Raúl Salinas es un hombre que aparentemente por fuera es un sujeto común y como cualquier otro, una persona con la cual muy probablemente te tomarías algo de beber y pasarías un momento agradable, pues el hombre a menudo solía dejar salir su lado más divertido y algo fiestero, no obstante lo que nadie se imaginaba era que aquella imagen de persona buena era solamente una vil fachada.

El hombre tenía sus cosas y vaya que no eran cosas pequeñas, pues aquel sujeto tenía una organización bajo su mando, desde las sombras se dedicaba a controlar muchas cosas en la ciudad y también dar caza a quienes significaban un peligro para él, Salinas había hecho un trabajo maravilloso ocultando su oscuro secreto y todo ello por simplemente haber fingido ser la persona más dócil, cosas como hacerse llamar amigo de todo el mundo le aportaban credibilidad a su favor pues las personas realmente pensaban que el hombre lo decía para ser agradable con ellas.

Siguiendo con los acontecimientos actuales de aquel hombre, este tenía un pensamiento que había estado rondando su cabeza en los últimos días sin descanso, Salinas era la cabeza de una mafia poderosa, tenía muchas personas leales a su alrededor, pero en realidad en ocasiones se sentía algo solitario, sentía que le hacía falta algo muy importante en su vida.

Después de haber pensado un poco, llegó a la conclusión de que necesitaba una pareja, alguien con quien pasar las noches y confiarle cosas que ni siquiera se atrevería a decirles a su trabajadores más cercanos, el hombre suspiró ante el pensamiento aquel pues tendría que ser muy inteligente a la hora de elegir a su pareja, después de todo era obvio que no podía permitirse salir con cualquier persona y terminar cagandola exponiéndose a sí mismo, además quería conseguir a una persona con una esencia única, alguien que destaque entre otros. El hombre pese a su carácter autoritario y agresivo que mostraba al mandar, en realidad también tenía ciertas cosas como que él creía en el amor a primera vista, el pensaba que una sola mirada bastaría para reconocer a la persona que tanto está buscando.

Una mañana Salinas había salido a la calle, quería despejar un poco su mente de todo el asunto de la organización, el hombre caminaba tranquilamente mientras pateaba una pequeña piedra que salía rodando por la acera, de forma repentina se escuchaba a la distancia las sirenas de la policía, Raúl recordó que en sus bolsillos tenía un par de cosillas no muy legales puesto que eran cosas que iba a entregárselas a alguien de confianza.

Aquello podía ser arriesgado pues se corría el rumor de que la policía últimamente se estaba preparando más y más, en esos días varios sujetos habían mencionado que ya contaban con unidades caninas y que perfectamente podían detectar la presencia de drogas, cosa la cual preocupaba un poco al hombre.

Raúl miró hacia el otro lado de la calle notando que había una iglesia, sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar pues dudaba que los oficiales fueran a revisar ahí, más que nada por el hecho de la presencia del cura del lugar, quien se decía que era una persona... Bastante peculiar por así decirlo y por ello daba por sentado que nada malo sucedería estando ahí dentro y que cuando mucho solo intercambiaría un par de palabras con el cura aquel.

Finalmente Raúl abrió la puerta del edificio e ingresó en el, avanzó poco a poco aunque no veía al cura por ningún lado, el hombre simplemente continuó su camino hasta llegar a las primeras filas de bancas en donde vio la figura de un chico sentado.

Salinas hizo especial énfasis en que este chico se hallaba orando mientras sostenía con ambas manos una pequeña cadena con una cruz plateada, Salinas no pudo evitar sentir curiosidad por aquella persona así que sin pensarlo más, simplemente se quedó de pie mirándole fijamente. En cuestión de un par de minutos el joven terminó su oración procediendo a levantarse dispuesto a retirarse, fue ese instante donde su mirada y la de Raúl se encontraron.

Raúl quedó fascinado al instante por la apariencia del joven, era un chico rubio, bastante apuesto y con unos ojos preciosos, los más hermosos que había visto en su toda su vida, tanto fue su encanto que un sólo pensamiento atravesó por su mente "es él, el será mi señor" siendo así que pronto comenzó a idear en su cabeza la forma en la que debería empezar a entablar una comunicación sin dejar tan en claro sus intenciones.

— Buenos días — saludó Raúl de la forma más amable que pudo

— Buenas — respondió el joven con una sonrisa — nunca le había visto por aquí caballero ¿Es nuevo en la ciudad?

— No, para nada, en realidad ya llevo mucho tiempo en esta ciudad

— ¿De verdad? Supongo que simplemente no nos habíamos encontrado

Una risa escandalosa se hizo escuchar por el lugar, por lo que Raúl se extrañó bastante mientras que el joven frente a él continuaba sonriente como si nada.

— Parece ser que el padre está muy animado el día de hoy — habló el rubio

— ¿Por qué se ríe de esa forma en un lugar sagrado?

— El... Bueno tiene sus asuntos — mencionó mientras se rascaba la cabeza

— Entiendo — Salinas pensaba en que estaba en lo cierto, el cura era un hombre rarísimo, incluso producía algo de incomodidad

— ¿Quiere ir afuera? No vaya a ser que las cosas se tomen un poco extrañas aquí dentro

— Por supuesto

Ambos hombres salieron afuera del edificio, por suerte ya no se escuchaban sirenas por ningún lado, por ende Salinas se encontraba ya más tranquilo.

— ¿Cuál es su nombre? — cuestionó el rubio

— Raúl...

— Un placer Raúl, yo soy Toni Gambino, soy dueño junto a mi hermano de una pequeña tienda llamada Kerule, puede venir cuando quiera

— Estaré encantado de hacerlo — Salinas mostró una sonrisa pues ciertamente le agradaba la idea de volver a ver a ese joven tan lindo

— Bueno, supongo que usted tenía cosas que hacer en la iglesia ¿No? Lamento haber causado su salida

— No pasa nada, en realidad tan sólo entré por entrar, ni siquiera suelo venir a la iglesia más que a funerales y bodas... Por lo que vi usted si parece alguien creyente

— Así es, mi familia allá en Italia siempre había sido muy creyente por lo tanto crecí con ello, aunque mi hermano no comparte mucho que digamos la fe — mencionaba a la vez que jugaba con sus mechones de cabello enredándolos entre sus dedos

— Ya veo... ¿Sería atrevido de mi parte pedirle su número de teléfono?

— No, está bien puedo dárselo

Salinas de inmediato procedió a sacar su teléfono y el rubio le dictó los números, siendo así que Salinas guardó el contacto con mucha alegría.

— Creo que ya debo irme Raúl, mi hermano debe estar esperándome en casa

— No hay problema, ya hablaremos en otro momento, hasta luego Toni

El rubio asintió y se marchó corriendo en dirección a su auto, dejando al hombre de lentes nuevamente solo, Raúl estaba encantado con la presencia de aquella maravillosa criatura, desde su punto de vista le parecía una persona muy pura, es decir un chico que transmitía un aura de paz e ingenuidad, junto a un hombre que claramente representaba todo lo que estaba mal en la sociedad, era algo no muy común de ver.

Tal vez estaba siendo muy precipitado, pero de forma involuntaria ya tenía en mente que ese joven sería suyo, claro que tendría que ser cuidadoso pues no quería ahuyentarlo por si acaso se llegaba a enterar de que había estado hablando con el mismísimo jefe de una mafia, por lo tanto tendría que pensar muy detenidamente sus movimientos.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora