96: Promesa (Parte 8)

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Ambos se encontraban ya en el interior del vehículo, aún permanecían en el estacionamiento, simplemente observándose fijamente, un par de segundos más bastaron para que ambos rompieran la distancia y retomaran aquel beso salvaje, las manos del alfa se deslizaban por la cintura del rubio mientras que este brindaba caricias a su espalda y cuello. Toni no lo entendía pero su cuerpo exigía más contacto con el contrario, deseaba ser tocado por aquellas grandes manos a pesar de que su orgullo se viera afectado.

— J-joder — el hombre se separó de los labios del chico y comenzó a besar su cuello, disfrutando del delicioso aroma que inundaba sus fosas nasales

— Ahh maldición — el omega cerró los ojos ante los besos húmedos en su piel

— ¿Y así insistías que no sentías nada por mi? — el alfa se apartó del cuello del omega para depositar un pequeño beso en los labios antes de regresar a su posición como conductor

— No diga nada, sólo conduzca — el rubio se acomodó el cuello de su camisa y enfocó la vista a la ventana del vehículo

— Y todo esto surgió simplemente porque te negaste a contestarme una pregunta

— ¿Lo de por qué me fui de Italia?

— Eso mismo

— Bueno… la verdad es que no quería estar en casa de mis padres, no me sentía cómodo así que un día me fui, viví en distintas ciudades y aprendí español gracias a un buen amigo, al final encontré está ciudad, me puse en contacto con mi hermano y se vino a vivir conmigo, ese es el resumen

— Entiendo

— Así que hay cosas que no sabes después de todo

— Si existe algo que yo desconozca entonces tendré que averiguarlo, tengo que saberlo todo

— ¿Saberlo todo? ¿Qué eres Dios acaso?

— Lo soy

— Su prepotencia llega a niveles religiosos, estoy impresionado a decir verdad

— Como sea ¿Cuándo podremos salir nuevamente?

— No lo sé, tendría que mirarlo… esto aún me resulta extraño ¿Sabe? Usted sería el primer alfa que tengo en mi vida

— Has dicho primer alfa y no primera pareja, eso indica que ya tuviste parejas de otras castas antes de mi ¿Estoy en lo cierto?

— Desde luego, he salido con betas y uno que otro omega, pero es la primera vez que mi… bueno lo que sea es un alfa

— ¿Quiénes fueron tus parejas?

— ¿Para qué quiere saber eso?

— Quiero saber sus identidades, saber quienes fueron los imbéciles que pusieron sus manos sobre de ti

—No sea tóxico, el pasado es pasado

— Supongo que puede ser así

— Cambiemos de tema

— Bueno ¿Cuándo llega tu celo? — cuestionó despreocupadamente

— Eso es una pregunta demasiado personal y muy inoportuna — respondió el rubio cubriendo su pecho

— Quiero saber

— No tiene porque saberlo

— Joder esta bien

— Esto es lo mismo a cuando te envían un mensaje en Instagram diciendo que quieren jugar a las preguntas contigo, aceptas y el siguiente mensaje que recibes es un ¿Te puedo follar por el culo?

— ¿Qué coño es Instagram?

— Olvídelo

— ¿Quieres hacer alguna otra parada antes de llegar a tu casa?

— No, ya es muy tarde por hoy

— Bien, estaré esperando tu mensaje

— Siga esperando, siéntese no se vaya a joder la espalda

— ¿Quieres que te vaya a buscar directamente cada vez que quiera salir contigo? Porque eso es lo que me estás diciendo con una respuesta así

— No se asome por mi casa sin consultarme antes

— Si no me respondes los mensajes, inmediatamente es un sí a las propuestas que te diga

— ¿Usted tiene que salir ganando siempre?

— Efectivamente, que bien que lo entiendas, yo siempre gano

— Vaya hombre

El viaje finalizó al momento de llegar a una esquina de la casa del rubio, en donde se besaron una vez más para enseguida separarse e irse cada quien a su camino, el omega llegó a casa, al no ver a su hermano en la planta principal corrió hacia su habitación para evitar ser visto, una vez en su lugar seguro, se dio una ducha y cambio su vestimenta, se aseguró de haber limpiado todo rastro del aroma del alfa.

Una vez limpio salió de su habitación para ir a ver a su hermano, tras tocar un par de veces, entró y notó como su hermano empacaba algo de ropa, su expresión no era nada buena.

— ¿Pasa algo Carlo?

— Saldré un par de días de la ciudad

— ¿A dónde vas?

— Dejé unos pendientes en Italia así que iré para allá ¿Hace cuanto que llegaste?

— Hace un rato, creí que no estabas en casa así que fui a ducharme

— Entiendo — el chico miró detenidamente a su hermano — si yo me voy ¿Me darás tu palabra de que estarás bien?

— Carlo no soy un niño, soy un hombre, no es como si fuera a hacer alguna tontería

— Es sólo que no me siento cómodo dejándote solo… pero no puedo llevarte conmigo

— Si, si, tienes tus cosas que hacer — el menor posó su mano sobre el hombro de su hermano — no pasará nada hombre, puedes irte tranquilo y tampoco voy a preguntar que es lo que harás allá

— Gracias hermano

— Bueno, iré a preparar algo para cenar, termina de empacar y bajas en un rato ¿De acuerdo?

— Como digas, ahí estaré

Toni salió de la habitación de su hermano dejando al alfa solo, este se sentó sobre la cama con la mirada perdida, aún no sabía lo que diría al estar frente a frente con aquel gran problema, pero sea lo que sea tenía que ser arreglado lo más pronto posible o de lo contrario llegaría a afectarle a su hermano. Al pasar media hora después, el alfa terminó de empacar por lo que bajó a la cocina donde su hermano ya le esperaba con la comida servida, podía notar que Toni tenía una expresión bastante alegre mientras servía algo de jugo en un vaso, eso era bueno, Carlo deseaba poder proteger la felicidad de su hermano por siempre, no soportaría verle sumido en la tristeza absoluta, no de nuevo.

Toni le hizo un gesto para que tomara asiento y el menor acató la indicación, sus manos se dirigieron al tenedor y comenzó a comer de la pasta servida, estaba aún caliente y el vapor golpeaba ligeramente su rostro, su hermano mayor era muy bueno en muchas cosas, tenía habilidades para muchos trabajos comunes, cosas en las que Carlo por el contrario se consideraba un completo inútil. El rubio se sentó frente a su hermano a comer, fue una cena bastante tranquila, ambos hablaban de cosas triviales mientras mantenían un buen humor, al menos por ese instante el enojo del menor se fue disipando poco a poco, a veces no entendía como su hermano era capaz de devolverle la calma en poco tiempo.

La mañana siguiente llegó, Carlo tomó la maleta y salió de la casa con su hermano dándole la despedida y deseándole un buen viaje, el alfa le dedicó una última sonrisa antes de subir al taxi. Odiaba tener que irse dejando a su hermano solo en aquella casa, pero es que no tenía de otra, llevarle consigo sería como atraerle directamente a la boca del lobo y no quería eso, solamente podía desear poder solucionar ese enrollo o de lo contrario no sabría que podría suceder.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora