51: El Puente De Kalinov (Parte 2)

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Esa mañana, un hombre el cual habitaba en una casa apartada en el interior de un bosque, finalmente se decidió a salir fuera de su morada ¿La razón? Bueno que después de pensarlo durante las semanas anteriores, se había dado cuenta de que necesitaba una esposa.

Alguien que le acompañase en su vida, alguien quien le recibiese todos los días con una sonrisa, el hombre lo tenía más que decidido, debido a que en el pueblo al que pertenecía, las doncellas escaseaban, entonces tendría que viajar a otros pueblos en busca de aquella que se convertiría en su mujer.

Y fue en una de esas paradas a aquellos pueblos que encontró lo que buscaba.... O algo así.

Esa mañana el hombre aquel, se encontraba recorriendo las calles de un pequeño pueblo el cual se dedicaba en su mayoría a labores del campo, parecía ser un lugar en el que no encontraría gran cosa... Hasta que sus ojos pudieron visualizar a la criatura más hermosa que habitaba el lugar, podía verle desde la distancia y su curiosidad era tal que no dudó en acercarse lentamente.

Era como si estuviese presenciando la belleza de una diosa, como si se tratase de la mismísima Lada, la deidad de la belleza y fertilidad, solo que... Al acercarse más y más a aquella supuesta doncella, terminó por descubrir que... No era una mujer, era un hombre.

Un joven de gran belleza, una piel tan blanca como la nieve misma, pestañas largas, seguido de unos ojos azules que podían cautivar a cualquiera que los viese directamente, unos labios gruesos de un tono rosa muy bonito, manos tan finas y delicadas, una figura más que perfecta, esa cintura tan delgada acabando por unas caderas espectaculares, para ser un chico, su bello cuerpo podía ser comparado con el de una mujer auténtica... Y él saldría vencedor.

El viajero sonrió decidido, quería a ese joven como su esposo, aún sabiendo como eran las costumbres y la forma de pensar de muchos otros pobladores de aquellos tiempos... No le tomaba importancia, después de todo no era como si su supuesta "esposa" saldría tan seguido de casa.

Fedor, quien era el viajero ya se las arreglaría para que nada le perjudicara en su vida ya planeada, sin más se dispuso a averiguar a que familia pertenecía aquel joven, las prendas que el chico usaba eran bastante ordinarias y podría decirse que bajas de calidad, algo lamentable pues la belleza del joven dictaba que debería pertenecer a una familia más que privilegiada.

Después de un par de conversaciones con los pueblerinos cercanos al lugar, Fedor finalmente pudo encontrar la casa de los padres del joven, era una pequeña casa en el campo, algunos animales de granja por el lugar y poco más, en realidad parecían estar necesitados.

Fedor fue recibido por el padre del joven, si bien al principio el hombre se negó en aceptar que su hijo primogénito se casara con un hombre, su decisión se hizo añicos al ver como Fedor sacaba una bolsa repleta de monedas de oro, el viajero sonrió al ver los ojos brillantes del padre, ya sabía que había ganado.

El trato fue cerrado inmediatamente, incluso el padre no se negaba a que se llevasen a su hijo ese día mismo, no obstante Fedor prefirió que no lo hiciesen de esa manera, pues él tenía que preparar todo para la ceremonia, además de que tenía el gran problema de que tendría que ocultar el sexo de su futura pareja, pues la gente le miraría de mala manera y hablaría demasiado, en realidad esto no le importa a Fedor, más sin embargo no sabía si sería lo mismo para el joven.

Por ello había mucho que planificar, mucho que conseguir, mucho que ocultar, por suerte Fedor era un hombre de dinero, podía pagar fácilmente lo que hiciera falta para conseguir aquello que tanto añoraba.

Sin más que decir, partió de aquel pueblo, tenía que regresar a su casa en el interior de aquel denso bosque, tenía que apurarse si no quería verse atrapado por las complicaciones del clima, una sonrisa se posaba en su labios cada que pensaba en sus planes.

Cada que imaginaba a ese hermoso joven siendo completamente suyo, el llamarlo "esposo" sería algo tan bello, también el pensar que en algún momento lo tendría entre sus brazos, en acariciar esa piel que seguramente sería muy suave, el probar esos labios tan lindos y verse reflejado en esos ojos... Ya estaba totalmente enamorado de ese joven, con tan solo haberle visto una vez, ya tenía visualizada una vida a su lado.

El amanecer había llegado, Toni había salido a realizar sus labores en la pequeña granja de su familia, a pesar de que su familia le había pedido que no lo hiciera, todo porque según ellos, el rubio tenía que cuidarse y verse todo el tiempo impecable, después de todo estaban hablando del futuro esposo de un hombre de riqueza.

Desde luego que eso era totalmente irritante para el pobre chico, eso de que le recordasen cada dos malditos minutos que pasaría el resto de su vida junto a un hombre que no conoce de nada era algo sumamente detestable.

No obstante, el rubio daba por sentado que ese sujeto no la tendría nada fácil con él, pues él joven no estaba dispuesto a ser el juguete de nadie y mucho menos de un ser desquiciado que había sido capaz de pagar para obtenerle como si su vida fuese solo un puto objeto que puedes comprar, usar y tirar a su antojo, las cosas no se quedarían así.

Continuará...



Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora