85: Creyente (Parte 9)

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La mañana siguiente había llegado, el mafioso nada más al sentarse en aquella cama pudo sentir los síntomas de una tremenda resaca, necesitaba arreglarse lo más pronto posible para comenzar un día más de trabajo, así que sin más remedio optó por ignorar su malestar para proceder a levantarse de la cama y meterse a la ducha. Tras el baño salió en busca de ropa que ponerse y fue mientras se colocaba las prendas que cayó en cuenta de lo que había sucedido la noche anterior.

Lo había olvidado por completo, el amor de su vida, el chico italiano se hallaba durmiendo en una habitación, el mafioso ya motivado se esmeró en verse bien arreglado para finalmente salir de esa habitación. Sus pasos se dirigieron hasta detenerse frente al cuarto en cuestión, respiró profundamente y tomó el valor de golpear la puerta un par de veces, sin embargo no hubo respuesta alguna, a lo cual Raúl optó por abrir la puerta encontrándose con la ausencia del rubio, la cama estaba perfectamente tendida como si nada hubiese sucedido.

Con la desilusión en su rostro, Salinas continuó su camino, en verdad deseaba ver a su amado, al menos tan siquiera haberse despedido de él, Salinas bajó por las escaleras qué daban hacia el piso de abajo, tenía las intenciones de salir de casa pero antes de lograr llegar a la salida, un pequeño ruido llamó su atención a lo cual de inmediato se dirigió a ver el origen de dicho sonido.

Raúl llegó a la cocina tan sólo para encontrarse con la escena de su adorado Toni bebiendo de un café caliente mientras leía un periódico, el rubio al notar la presencia de su pareja, dejó el café sobre la mesa y se acercó a Raúl.

— Buenos días Raúl — saludó el rubio con una sonrisa — espero que no te moleste que yo haya usado tu cocina

— De ninguna manera, esta es tu casa también ¿Lo recuerdas? — el mafioso sujetó con delicadeza el rostro de su amado

— Tienes demasiadas atenciones conmigo, no sé muy bien como sentirme y corresponderte adecuadamente — el chico desvío la mirada, sus mejillas estaban sonrojadas por el toque de su pareja

— Sólo dejate llevar... Amor — el mafioso unió sus labios con los del rubio en lo que era un beso suave y lento

Toni cerró los ojos conforme sentía los brazos de Raúl rodearle, quizás podría acostumbrarse a sus besos y abrazos, no sé sentía para nada mal aunque aún persiste una pequeña sensación de extrañeza. Era de esperar, después de todo Toni no tenía tanta experiencia con relaciones, su mente divagaba en las posibles situaciones que podría enfrentar al estar con Raúl, ciertamente tenía bastantes dudas respecto hasta donde sería bueno establecer límites, lo último que quisiera sería terminar acostándose con Raúl siendo que apenas y se conocen, Toni no es esa clase de chico, él tiene sus principios.

El rubio abrió los ojos al sentir las manos de su pareja descender peligrosamente por sus caderas, a lo cual respondió sujetándolas para impedir que continuasen bajando.

— Es demasiado pronto ¿De acuerdo? — pronunció el rubio sin dejar de sonreír

— Si... Lo siento — Salinas apartó sus manos

— No te preocupes, es solo que tienes que tener en mente que yo... No estoy acostumbrado a estas cosas, vamos despacio

Toni acarició la mejilla del pelinegro para enseguida depositar un pequeño beso en ella, acto seguido se apartó de él para poder regresar donde su café.

— ¿Quieres que te prepare algo de desayunar?

— No es necesario Toni, puedo decirle a alguien más que lo haga

— Oh vamos, no pensaras qué soy un asco en la cocina ¿Oh si? — cuestionó el chico al llevar ambas manos a su cintura

— No es eso cariño, es solo que no hay necesidad de que hagas nada, si por mi fuera... Tu no tendrías que mover ni un solo dedo

— Siento que me tienes en un pedestal Raúl — rió

—¿Cómo no hacerlo? Un ser tan hermoso como tú merece las mejores atenciones, yo quiero hacerte feliz y complacerte en todos tus deseos

— Demasiado directo...

Toni simplemente se dio la vuelta para acercarse a los cajones de cocina en busca de utensilios, en verdad que aquel hombre le hacía sentir tantas cosas inexplicables, tal parece que Raúl es muy honesto en cuanto a sus sentimientos, aunque no es algo necesariamente malo.

Al final Raúl tuvo la fortuna de tener un desayuno preparado por su amado y vaya que lo disfrutó, la comida era muy buena ¿Y qué decir de la escena por si sola del rubio tan concentrado al cocinar? Cosas como esa solo alimentaban aún más las fantasías de Salinas con respecto a la vida perfecta que tendría con Toni.

El pelinegro apenas y podía contener las sonrisas de solo pensar en todas aquellas cosas que estaba viviendo con el rubio, sonaba tan cursi pero en verdad se enamoraba más y más con cada segundo a su lado, con cada sonrisa, con cada roce de sus manos o labios. Salinas estaba jodido, estaba entregándole su completa confianza a Toni.

— Creo que ya debo irme — pronunció el rubio al levantarse de su asiento

— ¿Tan pronto? — cuestionó el mafioso con un tono de desilusión — ¿Por qué no quedas un poco más?

— No quiero ser una molestia, seguramente tienes cosas que hacer ¿Cierto?

— Tal vez pero... En verdad quería que te quedaras... Quería seguir disfrutando de tu compañía Toni

— No digas eso, lo dices como si fuese a abandonarte

— No es mi intención decir algo así

El italiano suspiró y se dirigió a los brazos de su pareja, era increíble la forma en la que su cuerpo parecía encajar con el cuerpo de Raúl, simplemente un abrazo perfecto. El mafioso por su lado continuó aferrándose a aquel abrazo, de nuevo podía sentir ese embriagador aroma proveniente del rubio inundando sus fosas nasales... Y vaya que le encantaba.

Sin pensarlo dos veces su boca se dirigió al cuello del chico, dando un par de besos pues recordó aquel momento de la noche anterior, ese momento en que había tenido aquel chico debajo suyo, Toni se sonrojó instantáneamente, su piel se erizaba al sentir el cálido aliento de su pareja rozar su piel, finalmente Salinas optó por dar una lamida en aquella zona, al apartarse se encontró con la mirada avergonzada del joven, sus mejillas coloradas, ojos entrecerrados y cejas ligeramente aqueadas, se veía tan indefenso, tan sumiso, era demasiado tentador, las ganas de ser malo y cruzar la línea eran difíciles de ignorar, Salinas apenas y podía contener sus impulsos de tomar ahí mismo al chico, sin embargo por más caliente que estuviese, tenía que respetar primeramente los deseos del rubio, ir despacio significa una tortura para Raúl, sin embargo si eso le garantiza ser el dueño del corazón de Toni, entonces hará lo posible para contenerse.

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora