Capítulo 13

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–Hogar, no dulce y espantoso hogar–

Después de un largo día, solo ansiaba llegar a mi habitación y acostarme en mi cómoda cama. Dormir un rato y así hacer mis tareas con mucha concentración.

Antes de ir a mi habitación, comí la rica comida que hace una de las mucamas.

Por consiguiente, fui a buscar a Mauricio a la habitación donde tiene todos sus juegos de mesa y de esos aparatos con los cuales nunca he logrado entender cómo jugar.

Cuando entré a la habitación, justamente estaba ahí con sus dos mejores amigos. Oliver y James. Ambos son hermanos y unos universitarios muy sexys. Me suelen mirar mucho, pero, siempre me tratan con respeto, en cambio, Tania, cuando los ve, los abraza, coquetea con ellos y tengo la sospecha de que, con ambos ha tenido sexo y quién sabe si también haya hecho un trío como lo hizo aquella mañana.

–hola, preciosa ¿cómo estás? –saludó Oliver al darme un beso en la mejilla. Él era un chico muy cariñoso, caballeroso y gentil. Me encantaba la vibra que tenía.

–estoy muy bien. –era obvio que no.

–¡qué hay Lina! –ahora saludó James desde lejos al levantar su cabeza, con su frialdad de siempre. Presiento que, en cada familia de hermanos, siempre está el que es serio y frío y el que es todo lo contrario a eso.

Por cierto, él me tiene ese sobrenombre porque, no le gusta pronunciar mi verdadero nombre porque, suena casi igual al de una exnovia que rompió su corazón, no en cien, ni en mil pedazos, sino en un millón.

Recuerdo que Mauricio me había contado que, la chica, al parecer le dijo que saldría con sus amigas, él permaneció afuera de su casa por casi una hora, hasta que, vio que ella estuvo esperando a su amante, el cual era uno de los primos de los chicos. Él tenía la llave de la casa como era de esperarse porque se estaban formalizando viviendo juntos y cuando entró a la habitación, vio cómo su primo le estaba dando duro y sin piedad a quien iba a ser su futura esposa.

Para resumir, obviamente terminaron su relación de casi cinco años, le pegó a su primo, vendió la casa y no le dio ni un centavo. Creo que la chica aún lo busca, sin embargo, él ni al caso. Tiene ese pensar que, ninguna persona merecer ser lastimada, menos una quien estuvo para apoyarte en los momentos de dificultad, que te escuchó y que te brindó un amor real, sincero y sin mentiras.

–¿necesitabas algo? –preguntó Mauricio al estar jugando billar.

–no, solo quería saludar. –les sonreí. Nunca había fingido tantas sonrisas en un solo día, claro, a excepción de cuando estuve con Dylan. –los veo luego. Quiero descansar.

–¡chao! –se despidieron de mí.

Yo continué mi camino hacia mi habitación. Cuando estaba a unos cuantos pasos, escuché la voz de mi madre y la de Tiana dentro de ella, también escuché como si estuvieran moviendo todo. Me apresuré y cuando entré, me sorprendí de todo el desorden que habían hecho.

–¡QUÉ CARAJOS HACEN! ¿¡POR QUÉ TODO ESTÁ HECHO UN DESASTRE!?

–¡no me levantes la voz y me respetas! –gritó mi madre.

–pero ¿por qué haces todo esto? Principalmente ¿qué hace esa asquerosidad en mi habitación? –señalé a Tiana.

–estamos aquí porque queremos sacar la porquería que te fumas luego de que llegas del colegio. –respondió Tiana con una sonrisa, la cual, solo quería borrar de un puñetazo.

De repente, entró Raúl. Soltó un suspiro al mirar todo a su alrededor. –este es un buen primer paso para ayudar a una drogadicta. –me miró de arriba abajo. –¡oh! Ya estás aquí.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora