Capítulo 81

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Enero. 2017

Amy.

La noche estaba de maravilla. Las estrellas y la luna lucían increíbles. Pero más increíble era el lugar en el que estábamos. Un hotel que tiene al frente un hermoso mar. El sonido de las olas cuando rompen sirven como un método de relajación para mí, después de haber tenido tanto estrés por los diez pedidos que tuve hace una semana. Nunca pensé que acabaría y hasta pensé en que quedaría mal con mis clientes.

–hola mis amores. –llegó Mauricio y se sentó en medio de mí y Yael. Nos besó las frentes y nos dio un plato de papitas fritas con hamburguesa a ambos.

–gracias papá. –dijo Yael al tener su plato de frente, estando que ya casi que la baba se le caía.

–¿y tú no vas a comer mi amor?

–ya comí hace una hora con Dylan y Theo. Disculpa por no esperarlos, es que me sentía muy hambriento.

–no te preocupes. Lo mejor de disfrutar de este lugar y esta comida, es porque estoy contigo. –lo besé en sus labios. –te amo mucho.

–yo te amo el doble. –me respondió y me devolvió el beso. –y principalmente amo a este grandulón. –le sobó la cabeza a Yael y se la besó.

Yo anhelaba tener este momento junto a mi amado. Los tres juntos en familia. Disfrutando del crecimiento de nuestro hijo. Lo único que podía decir era, gracias Dios mío.

–¿no han visto a las chicas? –preguntó Theo al mirar hacia todos lados.

–cierto. Ya extraño a Faith. –comentó Dylan al tomar asiento frente a nosotros.

Me puse a ver todo alrededor, hasta que vi que venían Natalia cargando a Faith, Eliot a su lado sosteniendo una de sus manos, la señora Gisel, agarrando a Waldo en su antebrazo y a Angelina haciéndose una trenza en su larga cabellera. Le avisé a Theo, pero él se encontraba acomodando unas sillas y el coche de Faith.

Después de una hora, todos nos encontrábamos conversando de alguna experiencia vergonzosa de nos haya pasado. Yo muy poco hablaba, pero quien sí lo hacía era mi madre. Cada historia que nos contaba nos hacía reír hasta llorar. Un momento permanecí viéndola, y pensé lo afortunada que he sido de tenerla conmigo. Recosté mi cabeza en el hombro de Mauricio y noté que él le estaba tomando la mano a Yael, su hijo con el que por fin se reencontró. Sentí una sensación tan mágica que la felicidad se desbordaba en mí.

Continué viendo a los demás. Eliot y Natalia juntos, arropados con una sábana. El señor Waldo, con su nuevo hijo Dylan en el medio y su nueva mujer Gisel de seguido. Y, por último, Theo y Angelina sentados junto a Faith la cual está jugando en su coche. En muchas ocasiones vi cómo se lanzaban miradas la cual solo decía amor puro. Se solían sobar sus manos y se mandaban mensajes, sé que románticos, a pesar de estar a un solo paso. Y la señora Teresa, qué puedo decir de ella si había decidido en no acompañarnos.

Todo era amor y sonrisas que una vez perdimos y que ahora merecemos y que hemos ido recuperando durante casi todo un año. Bueno, ya dentro de unos meses vamos para dos años de estar todos juntos en familia. De tan solo pensarlo, siento que es lo más genial que me ha pasado en mi vida.


Al día siguiente. Todos nos fuimos a la habitación en donde estaba durmiendo Natalia con Angelina y Faith. Entramos cantando el cumpleaños y colocándole sus regalos encima. Faith, se asustó por tal escándalo y comenzó a llorar. Theo de inmediato la agarró y la entretuvo con sus juguetes. Angelina se lanzó encima de su amiga y le dio un fuerte abrazo tanto con sus piernas como sus brazos.

Después de que ambas se cepillaran y que también le limpiaran la boquita a Faith, volvieron a la cama. Natalia empezó a abrir sus regalos uno por uno. Todo lo que veía le fascinaba mucho. Nos agradeció y avisó que nos esperaría debajo de los paraguas que están frente a la playa.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora