Capítulo 32

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Es el último mes del primer semestre del año escolar. Los exámenes están a la vuelta de la esquina y las vacaciones ni se digan.

Ya ha pasado un mes en que, en el colegio solo éramos Natalia y yo, ya que, las gemelas prefirieron estudiar desde casa luego del horrible momento que vivió Diana.

Ella tuvo que ser atendida porque, por las noches se despertaba gritando, llorando y muy exaltada a causa del terrible momento que le tocó vivir. Ahora, es alguien nueva. Se ha alejado de los chicos, se ha empezado a concentrar más en sus estudios y ha empezado hacer algo de boxeo y karate. Su padre y su madre no estaban de acuerdo a un principio, pero, su inseguridad demostró que realmente lo necesitaba para liberar el trauma que aún sentía dentro de ella. 

Hasta empezaron a ir a la iglesia. Y nos invitaron a Natalia y a mí. Además de eso, también nos habían invitado a unas reuniones de jóvenes que son los viernes y, siempre cuando a Diana le preguntaban cómo se encontraba, sus lágrimas volvían. Dolía y me mataba verla así.

¡CARAJO! Es que ninguna mujer merece vivir algo así. Ninguna mujer merece ser maltratada o abusada por un estúpido de corazón negro. Por un estúpido que no tiene ni una pizca de valor. Cada día, luego de esa horrible escena, me pregunto ¿Por qué deben existir? ¿A qué viene ese comportamiento en un hombre? ¿Será que piensan que las mujeres somos del sexo débil? 

Porque, a decir verdad, NO LO SOMOS. Somos fuertes, somos capaces a todo lo que nos propongamos, somos inteligentes, somos hermosas con o sin cicatrices. Simplemente tenemos la voz, la fuerza y el valor: para gritar por ayuda, para sobrevivir ante cualquier desafío y para demostrar que una mujer puede con todo y contra todo.

Sé que la experiencia de Diana, a muchas mujeres, desafortunadamente les ha tocado vivir, y sé que, no solo a mujeres, también a niñas y a niños, a los cuales dañan su inocencia y en algunos casos su estabilidad emocional.

Durante ese mes, mi lado endemoniado ha pensado que sería lindo exterminar a esas personas de las maneras más perversas posible, pero, luego pienso que, también sería igual que ellos de una manera diferente. Aunque, pensándolo bien, recuerdo que leí un libro en donde una chica llamada Keylanis se vengó de sus violadores de las maneras más pérfida e infernales. Y créanme, que me gustaría dispararle en el recto al imbécil que intentó abusar de mi mejor amiga.

En fin, no importa que tipo de ropa las mujeres usemos. Pues, no es como si fuera una invitación para que un hombre abuse. Con esto quiero decir que, el estúpido viejo ese asqueroso, además de culpar al señor Martín por robarle a su esposa, también culpó al tipo de ropa que usan las gemelas. Y gracias a ese comentario, ahora ellas usan pantalones y prácticamente se cubren toda para ya no relucir la hermosa silueta que tienen y eso... Eso es otro aspecto injusto para las mujeres.

Es injusto que por un comentario una mujer sienta que deba ocultarse y ya no vestir cómodamente o que, por un comentario inadecuado, deba sentir miedo e inseguridad. Toda esta mierda es una simple injusticia para muchas personas. Y de tan solo pensarlo, me jode y me causa muchos derrumbes y hasta despierta la ira que existe dentro de mí. ¡Ojalá se muera ese imbécil y sus secuaces!

Bueno, dejando a un lado mis malos pensamientos, en este último mes, tan solo espero disfrutarlo al máximo y sacar buenas calificaciones, y sé que así será porque me he esforzado bastante con mis tareas. Además de ser hermosa y maravillosa, soy inteligente. Y eso, es algo que no cualquiera chica en el colegio tiene. Soy la mejor. Eso es algo que me digo todos los días.

Luego de haber terminado de secar mi cabello, una extraña sensación corrió dentro de mí, cual hizo que corriera directo al baño para vomitar. Al parecer el chocolate con malva y el sándwich que me preparo Mauricio por la madrugada no tuvo una buena caída en mi estómago. Por cierto, le sentí un sabor extraño, pero no me atreví en decírselo.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora