Capítulo 82

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Cuando los carros arribaron a casa. Se habían llevado una no muy grata sorpresa. ¿Por qué tenían que estar ellos ahí? ¿Qué querían? Esas eran preguntas que se hacían todos. Mauricio llamó a Waldo para pedirle que se bajara con él y con Angelina, porque sea lo que sea que estaba pasando, solo eran asuntos de ellos tres.

–buenas tardes señores Williams. ¿Qué carajos hacen en el portal de nuestro hogar? –primero saludó Mauricio de una manera semiformal.

–queremos hablar de algo muy importante. ¿Qué tal si nos invitas a pasar? –pidió la señora Alma Williams. Forzando una sonrisa en sus delgados labios pintados de rosa.

Mauricio soltó una risa. –jamás entrarán a dejar su energía negativa en un hogar tan sano.

Cuando Angelina se atrevió a bajarse del auto, luego de que Waldo la convenciera, su corazón se aceleró y una rabia intensa se apoderó de su respiración, tan solo que, ella podía controlarlo.

Apenas Anthony la vio, pronunció su nombre en un tono algo alto y corrió a abrazarla. Ella con enojo se lo quitó de encima. Cuando iba a abrazarla de nuevo, Waldo y Mauricio lo agarraron para que sus padres lo controlaran.

La apariencia de ese chico, había cambiado radicalmente. Su cuerpo ya no estaba tan tonificado, al parecer había dejado de hacer sus rutinas. Su cabello estaba largo, le hacía falta una afeitada y sus ojos parecían apagados. Algo como si hubiese sido real todo lo que una vez contó Eliot, de que él estaba triste por haber perdido a Angelina. Sus ojos ya no parecían expresarse mejor. Era como si no decían nada.

–controlen a la basura de su hijo ¡he! Que no me hago responsable de mis actos. –comentó Waldo con una mirada seria. Llena de rabia hacia los Williams.

–¿qué quieren? ¿Por qué después de tanto tiempo vienen a joder nuestras vidas?

–Angelina, mi amor, mi reina. –empezó hablar Anthony al dar unos pasos al frente, con sus manos extendidas para tomar las manos de su ex.

–no me digas mi amor y nada de eso. Proviniendo de ti, solo me repugna.

–no seas dura conmigo. Yo estoy arrepentido por todo lo que sucedió. Por todo el daño que te cometí.

–ya es tarde para escuchar esas estúpidas palabras. ¿No crees? Ahora, responde a mi pregunta o ustedes señores. Para así ya darles una respuesta y se vayan de inmediato.

–es que, supimos que diste a luz a una hermosa niña y nosotros siendo sus abuelos y Anthony siendo su padre, exigimos que también pase tiempo con nosotros.

Apenas el señor Naím terminó su frase, Waldo, Mauricio y Angelina se empezaron a reír.

–¿esto es una broma? –preguntó Waldo luego de incorporarse.

–claro que no. –respondió Alma enojada. –y de aquí no nos vamos sin antes verla o dar un paseo con ella.

–¡jamás! ¡nunca! Ni en esta vida y ni en otra, señora. –emitió Mauricio al estar calmando su risa.

–yo también quiero hacer una petición. Y es que, por favor Angelina, madre de mi hija, regresemos. Dame una segunda oportunidad y mira, te juro de rodillas y por mi vida que no volveré a fallarte.

Angelina soltó una risa. –nunca has tenido y ni tendrás el derecho de llamarla tu hija. La rechazaste desde el comienzo y espero que sigas con ese rechazo toda tu puta vida. Además, párate del suelo que pareces imbécil. –le pidió y él de inmediato se paró. –continúa. –quiero que tengas claro, imbécil, que no volveré a cometer el error de regresar con un hombre tan miserable, traidor y basura. ¿Enserio crees que mereces estar con una mujer como yo? ¿En serio crees que mereces y tus padres también, tener la oportunidad de conocer a mi hija? ¡No! No lo tienen merecido. Ahora, lárguense de mi casa, de inmediato y no vuelvan más nunca. Principalmente tú Anthony. Tu asqueroso rostro no quiero verlo.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora