Capítulo 40

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Es de mañana y ya Mauricio, el señor Waldo y yo tenemos nuestras pertenencias en cajas.

La renuncia de Waldo tomó por sorpresa a Paula y a las mucamas. Su sinceridad fue tan fina que hasta dejó a Paula sin palabras. Hasta se le notó un poco su enojo porque entendía que él me estaba apoyando.

Antes de salir de mi habitación, le eché una última ojeada. Se me escapó una lágrima y varios recuerdos de mi padre llegaron a mí. Mauricio sobó de mi hombro y me regaló una sonrisa de apoyo.

–vamos. Es hora de irnos de este maldito y tóxico lugar. –me pidió y ambos empezamos a caminar hasta la salida mientras conversábamos.

–¿Dylan ya está abajo?

–sí. Está con Waldo. Dice que apenas lleguemos a nuestro nuevo hogar hay que celebrar.

–eso es lo que haremos, con hamburguesas de McDonald's, tacos, nachos con queso y quién sabe si hasta un pastel.

–creo que tienes hambre hermanita y, por cierto, Dalila y su madre nos llevarán un pastel.

–espero que esté bueno.

Cuando pasamos por la sala, Raúl y Tiana se colocaron en nuestro camino. Ambos nos miraron con una gran seriedad y cuando intentamos seguir, Raúl volvió a colocarse al frente de nosotros.

–¿qué quieres? –preguntó Mauricio con enojo. Tenía sus puños apretados, así que, pasé mi mano en la suya para que al menos nos fuéramos de ese lugar con algo de tranquilidad.

–no voy a permitir que te vayas con esa mojigata. ¿En serio piensas irte con ella y convertirte en una persona inservible?

–sí, me iré con ella. Y créeme padre que, JAMÁS, seré como tú. Como una persona inservible. Así como el señor Farid, verás que Angelina también te superará. –defendió con firmeza, mostrando una sonrisa.

Y yo, no me podía ir sin tirar algo de mi veneno.

–espero que puedas ser una excelente hija para Paula. –le dije a Tiana al colocar mi mano en su hombro. –espero que cuides de esta casa, que puedas disfrutar de los lujos que te ofrece mi... Paula, porque recuerda que no todo es para siempre.

–mejor ya lárgate de mi casa. –pidió Tiana con una sonrisa.

–¡ah! Sí, será tu casa porque, por otro lado, yo prefiero construir mi imperio. Yo prefiero luchar por lo mío y demostrar que tengo un gran intelecto, no como otras garrapatas. –sonrío y me doy la vuelta para mirar a Raúl.

–por favor, no empieces con tus idioteces. No tengo tiempo para tus palabras. –avisó al mirarme con enojo. Se dio la vuelta para irse, pero mis palabras lo detuvieron.

–¿En serio crees que no pudo dañar la reputación de tu hija de quien crees que es una santa?

Raúl detuvo su paso y se dio la vuelta lentamente. Se acercó a mí con ese enojo tan intenso, pero Mauricio se colocó de frente.

–mira, espero que puedas cuidar muy bien de Paula. Que estés con ella en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la felicidad y en la pobreza y riqueza. Espero que, dejes de estar de vago en esta casa y que también luches por lo tuyo. Deja de ser una garrapata. ¡Ah! Y siempre recuerda que nunca serás como Farid Marciaga. Que él, hasta después de su muerte, será tu gran competencia.

–me vale un carajo lo que digas.

Yo solo le sonreí. Y, finalmente, puse mi mirada en Paula. Me acerqué a ella y la tomé de sus manos.

–puedo confirmar que todas esas estúpidas palabras que me dijiste en mi cumpleaños, solo fueron tonterías y mentiras, sin embargo, no me importa porque siempre supe que realmente no me querías y que quizás nunca me quisiste. –hice una pausa. Mis ojos se humedecieron un poco, pero aun así mantenía una sonrisa. –recuerda que, estuviste casada con un hombre muy inteligente, guapo y muy triunfador y te lo recuerdo para que pienses mejor en que tipo de basura quieras meter en esta casa. Otra cosa que te diré es que, gracias. Gracias por hacerme fuerte. Con esta fuerza triunfaré y encontraré a mi querida hermana mayor y a su madre quien fue y será por siempre el verdadero amor de mi padre. –le sonreí con cierta gracia al ver que sus ojos se estaban humedeciendo. Suelto sus manos y coloco una de ellas en mi vientre. –espero que nunca puedas conocer a tu nieto o nieta. No lo tienes merecido. Ya sé que no tengo que ser como tú.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora