Capítulo 3

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Luego que las clases del primer día terminaran, las chicas se fueron para el campo de futbol a ver a los chicos.

Cuando llegaron, la presencia de otras chicas les llamó la atención.

–¡oigan! ¡Feas! ¿Por qué carajos están aquí? –preguntó Elisa con su rostro arrugado. –no se hagan ilusiones con ninguno de ellos. Solo le darían asco. Y me disculpo si soy tan sincera. –tranquila hermanita, solo quieren deleitar su mirada porque saben que nunca podrán tenerlos encima de ellos.

–es mejor que se callen y dejen disfrutar en silencio. –se reveló una de las feas. –tal vez no estamos a la altura de ninguno de ellos y de ustedes, pero al menos nos ahorramos esos comentarios que ellos dicen después de cogérselas, perras. –agregó. Y sentí admiración por la valentía que tomó al enfrentarse con mis chicas, estando yo presente.

–además de morirse porque se las cojan algunos de ellos. –señalé a los chicos. –sé que, si ellos les dicen perras, ustedes caerían rendidas a sus pies. No me lo nieguen. –agregué al colocarme de pies. Las chicas se miraron mutuamente, sabiendo que tenía razón. –ahora, es mejor que agarren sus porquerías y se larguen de aquí, club de feas. Vean a chicos que estén a su alcance, al menos ellos si les harían caso y no pasarían vergüenza en ser rechazadas.

De repente, cuando las feas se estaban yendo derrotadas, uno de los chicos del equipo se tropezó con una de ellas. Creo que, de tan solo sentir un roce de él, las hizo venir porque, estaban coloradas, se echaban aire y casi y ni podían caminar acorde.

Mis amigas y yo solo nos reímos de ellas y seguimos con nuestras burlas. Ese tipo de chicas, solo eran patéticas, que vivían en su mundo cliché e inalcanzable. Solo eran un cero a la izquierda para los chicos del equipo de futbol.

De repente, cuando todo acabó, veo que Anthony le dio la llave de su auto a uno de sus amigos, lo cual me resultó muy extraño. ¿Será que tendrá tener sexo ahí? ¡Asco!

Por cierto, él y yo, somos esa típica pareja de película juvenil. Yo, la chica sexy del colegio, de ojos verdes encantadores, sonrisa impecable, cabello rubio largo y muy cuidado, figura pronunciada y toda una reina. Y, él, el chico más deseado, hasta por algunas profesoras, perteneciente al equipo de futbol, sexy hasta los talones, cabello negro muy arreglado, con comisuras y mirada coqueta, aunque, en la típica película, el color de ojo del chico es azul, el de él, son de unos cafés deleitables.

Estaba tan metida en mis pensamientos con mi mirada fijamente en el sexy cuerpo de mi novio, que ni cuenta me había dado de que, mis amigas habían bajado las gradas, hasta que escuché la voz de Natalia al llamarme.

–¡Angelina! ¡Ven! Tienes que ver esto –dijo entre risa. Sabía que algo gracioso le había sucedido al algún estudiante indefenso, hasta que, cuando me giré hacia la izquierda, había una gran sorpresa para mí.

El auto de Anthony estaba adornado con globos y tenía un gran cartel de felicitaciones. Me gustaba todo lo que él había hecho por mí.

De repente, sin previo aviso, se apareció detrás de mí al abrazarme para luego levantarme. Fue muy cuidadoso con sus movimientos, ya que, quería evitar levantar mi falda. Él es ese tipo de novio que siempre es muy cuidadoso con que no miren más allá el cuerpo de su novia y que siempre pide respeto, no solo para mí, también para su hermana y su madre.

Sí, todo un hombre encantador.

Por consiguiente, no le quise ni dar las gracias por la gran sorpresa, porque solo quería besar sus gruesos labios, los cuales me vuelven loca y afloja mis piernas. Nuestro beso fue tan apasionado que hizo impresionar a nuestros amigos. Nos besábamos con muchas ganas. Él me tenía levantada y yo lo rodeaba con mis piernas. Me sostenía de mi trasero y me los apretaba con muchas ganas. Era muy fácil follar en ese momento, si no hubiera nadie a nuestro alrededor.

–feliz cumpleaños mi niña. –pronunció mostrando su hermosa sonrisa. Su mirada fija en la mía, nuestros cuerpos totalmente juntos y nuestra alegría, era la más maravillosa sensación.

–gracias por esto, mi amor. –también pronuncié mostrando mi sonrisa. Él era el hombre más maravilloso. Muy detallista, respetuoso, honesto y principalmente, muy sexy.

No saben las veces en que solo me he excitado al tenerlo frente a mí, completamente desnudo. Su cuerpo muy tonificado. Esos abdominales que son dignos de lamber, ese culaso que es para apretar y ese pedazo de carne que me lleva a un gran viaje, entre el cielo, el infierno y el universo. De tan solo pensar en eso, solo me hace desear que la noche se acerque porque, sé lo que me espera.

–te tengo otra sorpresa. –en eso, sacó un hermoso collar de oro con el diseño de la Torre Eiffel. Sabe que me encanta demasiado París y que es mi lugar soñado para viajar y casarme. Me lo colocó y al volver a mirar esos hermosos ojos cafés, todo en mi interior se aceleró de muchas maneras totalmente diferentes.

–gracias, de verdad. Me ha encantado. –le dije al darle otro beso. ¿Cómo no podría sentirme locamente enamorada de un chico como él?

–por la noche te tengo otra sorpresa. –avisó cerca de mi oído, para después guiñarme el ojo con su cara de coqueto. También mordió sus labios con delicadeza, mientras mantenía su mirada en mí.

–espero que esa sorpresa tenga que ver con eso. –le rocé mi mano por su entrepierna. Los que vieron lo que hice, de inmediato carraspearon y hasta dijeron que guardáramos todo lo que sentíamos para luego.

–mi amor, no tienes la menor idea de lo que te espera. Esta vez, te llevaré a un largo viaje por el mundo. Sé que me pedirás más.

–te pediré que me folles como los dioses. –pronuncié sensualmente cerca de sus labios. –te pediré que me lo hagas hasta venirme tres veces en el primer round.

Anthony me sonrió y me volvió a levantar cuidadosamente. –eso es lo que me encanta de ti. Tienes mucha energía para que te haga completamente mía y también para que me hagas completamente tuyo.

–te amo.

–te amo más mi princesa.

Nos volvimos a besar con mucha pasión. En serio que quería que folláramos en ese momento, en el carro, en un salón o en el baño, porque podría jurar que me sentía mojada.

–chicos, por favor, paren. Ya nos restregaron en la cara que se tienen muchas ganas y que hoy se las quitarán. –gritó uno de los amigos de Anthony.

–cierto. Guarden todo para después. –agregó Elisa con una sonrisa. –ya vámonos, Angelina.

–¿te irás conmigo? –pregunté al tomarlo de la mano.

–no amor, tengo que arreglar unos asuntos primero.

–bueno, te espero en la fiesta. No llegues tarde. –le pedí haciéndole una carita como la del gato con botas. Él me volvió a besar. –te prometo que no lo haré.

Le sonreí y cuando me di la vuelta, me aporreó mi trasero. Yo le sonreí y le toqué su entrepierna. Esos gestos era algo muy común entre nosotros. Ambos somos muy atrevidos, además nos tenemos demasiada confianza.

No existe ningún secretoentre nosotros. A pesar de ser muy activamente sexuales, siempre tenemosnuestros momentos de cariño y comunicación. Y sí, muchos piensan que es algomuy imposible entre una chica que acabó de cumplir quince años, junto con unchico quien está próximo a cumplir sus dieciocho años.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora