Capítulo 45

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Dylan

Por la noche me encontraba en casa de Angelina. Preferí quedarme en su casa ya que mi madre tenía que viajar a Colombia por asuntos de negocio. Muy en el fondo de mi corazón me dolió el tono de voz en que mi padre me había preguntado la razón por la cual no me quedaría con él. Fue un tono de una decepción melancólica. En realidad, no me gusta quedarme mucho con él. 

Solo suele beber licor con sus amigos y los hijos de sus amigos son unos imbéciles. Solo son de hablar las veces en que han tenido relaciones sexuales con chicas, aunque, tengo más que claro que muchos de ellos aún son vírgenes. Además, cada vez que se reúnen, también se ponen a ver pornografía. No es que, no me guste ver eso. Yo lo veo, lo disfruto y hasta me toco, pero siempre en privado, pero ellos, se pasan. Se pasan de locos porque suelen masturbarse justamente frente a los demás.

Pero bueno, dejando eso a un lado. Me encontraba junto con Angelina, Mauricio y Dalila viendo una película, la cual es algo aburrida para mí, por eso, solo permanezco viendo mi celular y admirando la belleza de mi querida Angelina. De la cual, ya no sé si me siento enamorado o no. Pues, con el pasar de las semanas, solo la he empezado a sentir más como una amiga, a la cual solo quiero apoyar y hacerla feliz. Estar con ella en su embarazo y si es posible ser como un padre adolescente para su hijo o hija.

–¿qué tal su día chicos? –nos preguntó Mauricio pronto acabó la película. –¿qué tal estuvo tu entrevista hermanita? Hasta ahora vengo a recordar lo de ese asunto.

–de los nervios que sentía, vomitó todo el desayuno. Aunque, no la culpo, esa directora tenía una apariencia en que podría robarte tu alma. Su mirada fría y sin una pizca de sentimiento daba miedo.

–¿Cómo se llama la directora? –preguntó Dalila al llevarse una palomita a su boca.

–se llama Jazmín. Y saben, ese colegio a pesar de ser público, luce como un colegio privado. Por cierto, ella controla casi como mil reglas, las cuales creo que Angelina se aprendió de tantas leerlas. ¿Verdad Ange? –la miré y ella se encontraba con una mirada perdida en el suelo. De inmediato supe todo lo que estaba pasando en esa cabeza. O sea, lo de los chicos de la librería y lo del señor Riviera. Le di un toque en su muslo, pero no reaccionó. Volví a darle otro y casi que dio un brinco.

–sí, estuvo perfecto nuestro día. –comentó al tener su mirada en Dalila y Mauricio.

–¿y qué tal la entrevista? –preguntó Mauricio al dejar su celular aun lado.

–estuve muy nerviosa. Demasiado diría yo. Pero, Waldo me controló y cuando entré por segunda vez, me sentí con más fuerzas. Sentí como si padre estuviera a mi lado. Y bueno, me aceptaron y fuimos a celebrarlo.

–me alegro que todo haya salido bien. Principalmente me alegro que te hayan aceptado. –Mauricio se paró para darle un fuerte abrazo a Angelina.

Si hay algo que me gusta de ellos, es la conexión que tienen. Ambos son el uno para el otro.

Continuamente, Dalila también se levantó para felicitarla. –verás que todo saldrá bien, Angelina. Yo confío en ti.

–eso lo sé. –pronunció algo desanimada y fingiendo una sonrisa. Ya entendía por dónde iba esa actitud. –bueno, chicos, me iré a dormir. Me siento muy cansada, casi y ni siento mis pies. –avisó al irse rápidamente a su habitación sin casi escuchar que Mauricio y Dalila le desearon las buenas noches.

Yo, fui tras ella. Sé que necesitaba a alguien para poder desahogarse. Y yo tengo ese placer de ser su paño de lágrimas. Nunca se abandona a una amistad en los momentos en que más necesitan a alguien a su lado.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora