Capítulo 19

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Luego de haber salido del colegio, me encontraba en mi habitación haciendo mis tareas como de costumbre, para luego ponerme a estudiar un parcial que tenía al día siguiente. A pesar de que, me sentía un poco cansada, porque había pasado casi cuatro horas encerrada, aun así, no me tomaba un descanso, necesitaba terminar todo en un solo momento y sentirme completamente libre.

De pronto, escuché el sonido de mensaje predeterminado que le tengo a Anthony. Solté un bufido porque no quería desconcentrarme, sin embargo, revisé el mensaje. Fue algo inesperado, algo que me impresionó. Algo que, se veía muy rico y comestible. Adivinen que era... no, no era una pizza de peperoni con borde de queso, menos era una hamburguesa con papas fritas y menos se trataba de un pollo a la parmesana o risotto.

Se trataba de ese pedazo de carne que siempre he pensado que fue creado por algún dios. No podía dejar de ver la foto de su pene. Rápidamente sentí ese cosquilleo que se acumula en mi vagina para poder abrirme y darle la bienvenida a ese gran regalo. Deseaba tenerlo conmigo. Es que, estaba completamente eréctil, algo así como listo para brindar placer y dar un inigualable tour por el universo.

Amor mío: –¿no quisieras ayudarme con este problema?

Yo: –¿me vienes a buscar?

Amor mío: –pensé en hacer videollamadas calientes. ¿Te gustaría?

¡NO! No me gustaría. Estoy concentrada en mis estudios. No voy a permitir que un chico me ponga como idiota y que deje a un lado mis deberes. No soy esa chica que cae en esa trampa. Podré estar muy enamorada de Anthony, pero, no voy a dejar a un lado lo que puede depender de mi futuro.

Yo: –lo siento. Estoy haciendo tareas.

Amor mío: –¿sabes cuantas chicas desearían hacer una videollamada caliente conmigo? No me desaproveches.

Yo: –si hay tantas perras detrás de ti, entonces hazlo. Pero, sé que ninguna de esas idiotas será mejor que yo y menos más hermosas, brillantes e inteligentes, como lo soy yo.

Amor mío: –¡carajo! Es por eso que te amo y te sigo eligiendo a ti. Entiendo. Me iré a masturbar. Chao.

¿Por eso me ama? Querido, ¿Quién no podría amarme? Soy hermosa, perfecta y única. Cualquier otra perra que quisiera ser como yo, pues, solo sería una escoria para la humanidad y una falta de respeto y una gran ofensa para mí.

Continuamente, seguí en lo mío. No había pasado casi ni un minuto cuando me entró una llamada. Era Elisa. Respiré profundo porque si hay algo que detesto, es que me interrumpan cuando estoy muy concentrada en mis tareas.

–¿qué pasó Elisa? ¿Qué necesitas? –atendí.

–un consejo. –pronunció en un tono bajo. Consternada.

–te recuerdo que soy muy mala con los consejos.

–y te recuerdo que eres muy honesta con tus palabras.

–¿qué sucede?

–no sé qué hacer con Daniel. Un día dice quererme, otro día se comporta extraño conmigo. Hay días en que chateamos y hablamos hasta tarde y hay otros en que, ni tan siquiera ve mis mensajes. –expresó como si estuviera a punto de llorar.

–deja a ese imbécil. Date tu valor, amiga. No le ruegues a él y a ningún otro hombre. Hazte la de rogar. Sí él se comporta de esa manera es porque, ya no le interesas. Ya se aburrió de ti y se dio cuenta de que no era lo que buscaba.

–Angelina, eso dolió.

–soy honesta con mis palabras. –pronuncié fríamente. –Elisa, ninguna mujer merece ser ilusionada para luego tratarlas como mierda. No permitas que ese imbécil piense que pude jugar contigo las veces que quiera. Mejor dale a demostrar que sin él todo está mejor. Que te da igual y principalmente demuéstrale que se está perdiendo a una bella y gloriosa mujer como tú.

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora