Angelina.
Febrero 7 del 2016.
–¿qué más te hace falta? –me preguntó Dylan en un tono suave. Cada día que pasaba parecía más desanimado y sin poca energía. Todos nos habíamos sentido muy preocupados por él, en nuestras venas corría ese temor de que repentinamente pasara lo peor. Tragué con dificultad al sentirme algo triste por su estado.
–umm, huevos, la leche, pan y el cereal favorito de Mauricio y Amy. –respondí al estar dando unos pasos lentos ya que, él no parecía sentirse bien. –si quieres te puedes ir con Natalia a la casa para que descanses. Sabes que no me gusta verte así. Me da mucho miedo. –emití al empezar a llorar. Me dolía mucho verlo así.
–eres mi mejor amiga. No pienso alejarme de ti en este momento y ni en otro. Yo soy fuerte y esto no me vencerá. Confía en mí.
Asentí al soltar un leve suspiro. Continuamos caminando luego de haberlo tomado de su brazo. Cuando giramos al siguiente pasillo, venía Natalia con las últimas cosas que hacía falta.
–tengan cuidado que vengo con los huevos y no quiero dejar un desastre porque sé que la señora Teresa es capaz de mandarme a limpiar. –dejó la comida en la cesta y cuando miró a Dylan su semblante cambió. –¿te sientes mal cariño? ¿Quieres que no vayamos a la casa?
–y dejaremos a nuestra mejor amiga sola.
–no está sola. Aquí está Theo. Él puede llevarnos las compras.
–igual ya terminamos, así que, vamos a ir a pagar. –dije para tranquilizarlos.
–está bien. –musitó con algo de incomodidad. Y eso llamó aún más mi atención.
Los tres fuimos de inmediato a la caja en donde nos estaba esperando Theo. Natalia colocó las compras en la caja ya que, me había amanecido con leves dolores en mi vientre.
–chicos, voy a ir al baño. –avisé y cuando apenas di unos cinco pasos, Dylan se desmayó. Un grito de espanto de Natalia se escuchó en todo el lugar. Y cuando estoy por ir devuelta, salió una gran cantidad de orine. –¡Natalia! –grité. Ella se acercó un poco y ambos nos miramos espantadas. De repente, sentí un poco más de dolor y salió más el agua o el orine, no sabía que era en realidad.
–¡Angelina! Has rompido fuente. –pronunció la señora Teresa sorprendida al llegar corriendo hacia mí. Me tomó de mi brazo. –vamos de inmediato al hospital con Dylan. Él no parece estar nada bien. –avisó acelerada. –Theo o tú Natalia, llama a Mauricio, Waldo y a Gisel. –pidió aún más acelerada. Pues, por un lado, estaba yo rompiendo fuente y por el otro estaba Dylan inconsciente y débil.
Comencé a llorar mientras veía a unos señores ayudando a Dylan a llevarlo al auto de la señora Teresa. No parecía estar nada bien. Natalia no paraba de llorar tampoco y a Theo se le notaba lo nervioso y lo impactado que se encontraba.
–¡Julián y Fernanda! Quedan a cargo del lugar, por favor. Dentro de uno minutos vendrá mi hermano para ayudarme. –avisó la señora Teresa antes de subirse al auto.
Cuando ya estábamos por llegar al hospital me quejé de un dolor más fuerte que sentí. Miré a Dylan y me alteré un poco más. –por favor, amigo mío, amigo de mi corazón, no me dejes justo en este momento. Debes conocer a Faith no puedes partir sin conocerla, por favor. –pedí entre lágrimas. –¡PORVAFOR DIOS MÍO! ¡NO PERMITAS QUE MI MEJOR AMIGO MUERA! –grité con muchas fuerzas.
–¡Angelina! No digas esas cosas. Dylan estará mejor. –regañó la señora Teresa entre lágrimas. –y todos cálmense no piensen nada malo. Ambos saldrán del hospital. Tú con tu hija en brazos y Dylan sintiéndose mucho mejor.
ESTÁS LEYENDO
Madre adolescente
Teen FictionLa vida de Angelina era muy lujosa. Tanto, que trataba a los demás como personas insignificantes por no estar a su nivel. Su madre era la alcaldesa y su padre, fallecido, era dueño de una compañía de moda. Hasta que, fotos y vídeos íntimos fueron f...