Capítulo 30

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Por fin, iniciamos otra semana de clases, eso quiere decir que, ya se acercan las vacaciones. Estoy ansiosa por salir con mis amigas y, con Anthony un poco, porque, nos hemos ido distanciando por el comentario de Eliot. Nos reconciliamos y volvemos a discutir, y sí, todo eso es mi culpa, pero, cuando te llega un rumor de que tu novio te está engañando, no solo con una chica, sino con varias, la desconfianza toma un lugar notorio en el corazón.

Cuando llegué al punto de querer revisar su celular, de que cuando saliera con sus amigos me llamara e hiciera videollamada también, que me dijera cada paso que hacía, pensé que me estaba convirtiendo en otra persona, obsesionada, tóxica e insegura. Si la traición de Anthony pasó o sigue pasando, me toca de otra que aceptarlo, porque no me voy a rebajar, no voy a perder mi dignidad intentando arreglar algo que ya está dañado, menos voy a ir detrás de él con lupa, vigilando todo lo que hace o no hace, prefiero seguir con mi vida, intentando encontrar mi felicidad cada día y que absolutamente nadie me rompa en mil pedazos.

Aunque, pensándolo bien, si Anthony me llegase a confesar todo, sí me rompería en mil pedazos o quizás en más, y normal, yo misma los armaré poco a poco, con una gran sonrisa en mi cara, valor propio y siendo feliz. No me dejaría caer por la traición de un amor, y si lo hago, yo misma me levanto, me pongo más guapa y salgo a deslumbrar con mi luz propia. Además, sé que ninguna de esas perras con la que él quizás está, no están a mi alcance. Yo soy más maravillosa, sensual y hermosa.

Las chicas y yo nos encontrábamos en nuestro lugar favorito. La mejor cafetería de la ciudad. Hablábamos de todo. De la clase aburrida que tuvimos, de lo que podría venir en los exámenes finales del semestre y de las aventuras que nos espera en las vacaciones.

Escuchaba más las voces de Diana y Elisa, porque Natalia permanecía más callada. Se veía triste y muy apagada. A pesar de que he intentado que me diga la razón, ella solo me ignora y dice que no es nada importante. Pero ¡Para mí si es importante! Es mi amiga y sea lo que sea que le esté pasando, tengo la obligación de saberlo.

–oigan. He conocido a un chico muy guapo, pero, prefiero quedarme con Adam. Él es más gentil. –comentó Diana con una gran sonrisa.

–a veces pienso que a eso te vas a dedicar en esta vida. Solo conocer a chicos guapos. –dijo Natalia con cierta seriedad, la cual transmitía odio.

–¿por qué lo dices así? –preguntó molesta. Diana es ese tipo de persona que no permiten que le hablen de una manera en que no le gusta. –no es mi culpa que estés desperdiciando tu tiempo con mujeres. Por favor Natalia, eres muy hermosa, realmente encantadora y te gustan las mujeres.

–entre las mujeres también vemos la belleza y el encanto de unas a otras. Por ejemplo, tú, no tienes ningún encanto al decir un comentario tan absurdo como el que dijiste y, la mayoría de las veces, cuando un estúpido hombre es gentil contigo, es porque solo quiere usarte. –emitió con enojo al colocarse de pies y al mismo tiempo agarrando su mochila. –el amor entre mujeres suele ser más real que la de un hombre y mujer. Y no te deseo lo peor en ese tema, solo deseo que sepas cuidarte de cada imbécil que vayas a conocer. –agregó cerca de su oído para luego irse sumamente cabreada.

–no se vayan chicas. –le pedí a las gemelas al ir detrás de Natalia, quien, a pasos rápidos, ya había llegado afuera. –¿qué te sucede? ¿Por qué te has estado comportando tan extraña? –pregunté al tomarla de su mano y así detenerla.

–¡déjame en paz, Angelina!

–¡no! No lo haré hasta que me digas la verdad.

Natalia empezó a llorar. Estuvo rota durante todo este tiempo y nunca lo dijo. ¿Por qué?

Madre adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora