Becca.
Miércoles 25 de noviembre.
Bajé la taza de chocolate caliente que estaba bebiendo mientras me mantenía enredada entre las mantas y sabanas de mi fría cama. La tarde era perfecta para mantenerse dentro de casa, cada vez los días son más fríos, y el cielo se mantiene cubierto por nubes oscuras que no dejan entrar ningún ápice de sol y calor.
Las calles se llenaban de nieve, cubriendo todo de blanco, un blanco que para mí estaba manchado de sangre.
No era necesario que el cielo estuviera oscuro para que dentro de mi hogar igual lo estuviera.
No abrí ninguna ventana, ni corrí alguna cortina. Los únicos lugares a los que me movía era de mi habitación a la guarida, de ahí a la cocina y luego nuevamente a mi habitación, donde no dejaba de ver rastros de él.
A mis oídos llegó el sonido fuerte de mi puerta ser golpeada sin cuidado, obligándome a salir de la cama.
«¿Quién carajos era ahora?».
Con pereza, me levanté de la cama haciendo a un lado las sabanas y mantas. Mi cuerpo se estremeció y mi piel se erizo cuando las plantas de mis pies tocaron el frio suelo, últimamente mi cuerpo se sentía más pesado y cansado.
Con cuidado me encaminé en dirección de la entrada. Abrí a puerta sin cuidado ni preocupaciones, sabía que él no era.
—¿Violett te mando a indagar cómo me encuentro?—hablé tan rápido como vi quien era.
—No, Becca.
—¿Qué haces aquí, Tristán?—me alejé de la puerta y volví a la sala—. No estoy muy animada para que sepas.
—Solo quería saber cómo estabas.
Debía olvidarme de él, porque esos recuerdos con Christopher ahora eran lejanos.
Comprendí la visita del rubio, de seguro Violett lo mando aunque él lo negara. Le pedí a Violett que no viniera todos los días porque estaba bien, solo que no pensé que enviaría a Tristán como su reemplazo.
El rubio llevaba un grande abrigo que hacia juego con una bufanda color marrón, guantes de cuero negros. Se veía muy elegante a comparación de como lo vi la primera vez.
—Estoy bien, ya le dije a Violett que estaba bien. ¿Acaso no lo parezco?—abrí los brazos, señalando mi aspecto.
Él no se digno en disimular que me inspecciono con la mirada. Negó repetidas veces, como si estuviera viendo a la atrocidad más aberrante del mundo.
—Algún día te saldrá la nariz como pinocho de tantas mentiras—bromeó.
Con su presencia solo quería decir unas palabras, unas que no debía pronunciar para nada. Quería saber... cómo esta él. Llevaba varios días sin saber de su existencia, pero me contuve. El ambiente entre nosotros era extraño, él parecía esperar a que yo dijera algo.
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Ambiciosa Atracción © ✔️
RomanceIntrépido Amor #1. Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto. Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...