Becca.
Lunes, 30 de noviembre, 15:30 p.m.
Abrí en grande la boca al tener la sensación de ahogamiento y sentir que algo helado impacto contra mi rostro, despertando del sueño al que me indujeron a la fuerza.
Respiré con fuerza, como si sacara la cabeza del agua, intentando buscar desesperadamente oxigeno. Instantáneamente me mareé, el cuello me dolió y podía sentir como mi cerebro latía dentro de mi cabeza.
«¿Qué mierda?».
Parpadeé repetidas veces para que el agua que escurrió por mi rostro no entrara en mis ojos y para que mis pupilas pudieran acostumbrarse a la iluminación que me rodeaba, no podía ver con normalidad y necesitaba descubrir dónde estaba.
Hasta ahora me daba cuenta que el aire olía a quemado, provocando que tosiera repetidas veces.
Intenté moverme, fallando en el momento. Algo se aferraba a mis muñecas con dureza, haciéndome llevar la mirada en dirección a ellas. Ahí me encontré con que mis brazos estaban extendidos a cada lado, sujetados por unas oxidadas cadenas.
Bajé la mirada, mis piernas estaban dobladas contra el suelo, de rodillas. No tenía idea de cuánto tiempo estuve en esa posición, pero debió ser mucho porque no podía sentir las piernas, y al intentar moverlas me costo.
—Carajo...—el hablar me dolió.
Me dolió como nunca me había dolido antes, ni siquiera con un resfriado. Tenía la garganta seca, rasposa y apenas pude entender lo que yo había dicho.
—Genial, al fin despiertas. Estaba harta de vigilarte.
Con un movimiento débil, elevé la cabeza en dirección de donde provinieron esas palabras. Al principio no vi nada más que oscuridad, pero segundo después un brillo cegador ilumino el lugar y me dejo sin la posibilidad de ver correctamente por un corto periodo de tiempo.
Instantáneamente me sentí mareada y un fuerte dolor de cabeza me ataco.
El sonido de pasos acercarse me hicieron forzarme a abrir los parpados sin importar lo mal que me estuviera sintiendo.
—Te ves espectacular.
Hubiera expulsado una risa incrédula al ver a la persona que tenía en frente si pudiera.
—Igual que tú, Roxanne.
Mi respuesta no le causo mucha gracia a la rubia, especialmente al recordarle los feos golpes que le provoque cuando fui a visitarla a su departamento.
Los recuerdos de lo sucedido cuando apareció en mi edificio junto a Victoria y Jake llegaron de golpe.
No solo aparecieron los tres, si no que fueron tan cagones para llevar hombres que terminaron todos muertos gracias a mí. Ninguno pudo conmigo, al menos no hasta el final, que me drogaron para conseguir desmayarme.
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Ambiciosa Atracción © ✔️
RomanceIntrépido Amor #1. Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto. Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...