Intrépido Amor #1.
Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto.
Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...
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Christopher.
Ya era de noche cuando apenas estábamos entrando a la pequeña ciudad de Allentown.
Después del momento apasionante que tuvimos en el auto, nos quedamos un rato esperando a que la lluvia cesara y calmara lo suficiente para poder conducir con seguridad. Recostados en los asientos traseros de mi auto.
«Fue hermoso, ella lo fue».
No pude saber lo que le atormentaba a Becca, pero si pude lograr que dejara de pensar en eso. Lo que tuvimos en el auto en medio de la carretera fue diferente a lo de siempre.
Fue especial, y ambos lo sabíamos, pero parece que hubo como un voto de silencio no verbalizado. Sabemos que sucedió, sin embargo lo guardaríamos para nosotros, incluso de nosotros mismos. No habíamos hablado de eso en el camino que quedaba de regreso.
Y no la presionaría, no como lo hice antes. Debía disculparme por eso, fue realmente estúpido querer saber algo de esa forma.
—Becca—le llame.
—¿Sí?—emitió.
—Lamento intentar presionarte para que me dijeras respecto a lo de la madrugada.
Se mantuvo en silencio unos momentos, yo esperé su respuesta mientras cruzábamos las calles principales de la ciudad.
Ya eran pasadas las nueve de la noche, tal vez debería parar a comprar algo para comer antes de llevarla directamente a su departamento, no tuvimos la oportunidad de comer algo durante la tarde. Tendría que haber aceptado el refrigerio que mi madre quería darnos.
Un suspiro a mi lado capto mi atención, la castaña dejo su móvil entre sus piernas, había estado respondiendo mensajes que le llegaban con insistencia.
Tal vez eran de su amiga Violett.
—La verdad es que no debiste hacer eso—bajé un segundo la mirada, me sentía como cuando mi madre me regañaba—, pero entiendo tu preocupación.
—¿Sí?—exclamé esperanzado.
Doblé en una esquina recordando lo de la comida.
—Sí, no siempre la chica con la que duermes despierta así de asustada—bromeó—. ¿O sí?
—No, de verdad lo siento.
La noté dudar un segundo, pero al final posó su mano en mi brazo acariciándolo con cuidado. Giré la cabeza y le sonreí.
—Está bien, solo fue una pesadilla con respecto a un recuerdo de hace años, pero estoy bien—esperaba que sí lo estuviera, no me agrado nada verla llorar desconsoladamente—. Agradezco mucho tu preocupación, y él que te quedaras despierto conmigo en la noche hasta que nos dormimos.
