Capítulo 18 🍎

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Becca

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Becca.

—¿Raquel, no?—pregunté, liberando su mano.

Sabía exactamente cuál era su nombre. Lo dijo segundos atrás, pero la idea de molestarla cruzó por mi mente fugazmente y decidí hacerlo.

—Roxanne—corrigió, con semblante oscuro.

—Lo siento, olvido fácilmente lo que no me interesa—emití, fingiendo disculparme.

Un tenso silencio fue lo que quedo después de mis palabras. Podía sentir las miradas sorprendidas de mis amigos además de la profesora. Ellos de seguro s estaban preguntado qué demonios sucedía, sin embargo no lo sabrían.

Así permaneció hasta que la risa nerviosa de la profesora rompió con el ambiente. Seguidamente mis amigos de igual forma se rieron, aligerando la situación.

—Que graciosa—mintió la profesora—. Ella siempre tiene ese estilo de humor.

«Ni me interesa cómo te llamas».

—Becca, ¿no teníamos que irnos?—musitó Violett, sujetando uno de mis brazos.

—Tienes razón, estamos llegando tarde a una cita con otros estudiantes—comentó la profesora, apoyando las palabras de la rubia.

Y a pesar de sus intentos, no logré despegar mis ojos de ella. Estaba sintiéndome molesta, sabía que no me había hecho nada como para estar odiándola, pero la anécdota por parte de Christopher respecto a todo lo que le hizo ella, todo el daño que le causo, no desaparecía de mi mente.

—Sí, nosotras... también tenemos cosas que hacer.

Tanto mi amiga como la profesora, jaló de un brazo de la otra, alejándonos lentamente.

Así, siendo llevada por Violett a la fuerza, terminó esa contienda en secreto. Caminamos en silencio hasta que logramos llegar a la salida de la universidad, ahí, Violett me soltó y se posicionó frente a mí.

—¿Qué demonios fue eso, Becca?

Pestañé, sin comprenderla.

—¿De qué hablas?

Hizo una mueca de disgusto.

—¿Por qué actuaste como si quisieras asesinar a la nueva profesora?—movió sus manos histéricamente—. ¡En frente de la otra profesora!

Me crucé de brazos, a la defensiva.

—Se lo merece, no te preocupes.

Violett permaneció en silencio cuando dije eso.

—Dios, una pelea tras otra, ¿no deseas vivir en paz?

Solté un bufido.

—Eso no puede considerarse pelea, Violett—mascullé, volteándome.

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