Capítulo 57 🍎

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Becca

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Becca.

Carajo.

Esa simple acción, esas simples palabras consiguieron mandar sensaciones de dolor por todo mi cuerpo.

—...Que ruidoso...—emití, con la voz quebrada.

No estaba segura, apenas podía escuchar lo que sucedía a mí alrededor, pero un ruido molesto y constante fue lo que aturdió mis oídos, obligándome a pararlo para poder estar tranquila.

Moví, como pude, la mano izquierda. Extrañamente la sentí muy entumecida, como si hubiera permanecido mucho tiempo sin utilizarla. En respuesta a mi movimiento, sentí algo ejercer presión alrededor de ella.

Mi oído se fue agudizando, al principio era como si lo tuviera tapado y apenas los sonidos traspasaban ese tapón, pero de un momento a otro, los sonidos llegaron de repente y con mucha fuerza.

Poniendo toda mi voluntad, exigí a mis parpados abrirse.

—¿Becca...?—la presión en mi mano se hizo más fuerte.

—¿S-sí...?—respondí, con voz áspera.

Giré la cabeza en dirección de donde creí que provenía esa voz.

Su voz.

Parpadeé repetidas veces. Al comienzo no veía más que solamente manchas negras, el brillo repentino me cegó por haber estado sumida en la oscuridad durante un tiempo extenso, seguidamente, cuando conseguí al fin abrirlos, todo estaba borroso.

—¡Oh, Dios!—exclamó la misma voz.

—No... No hagas tanto ruido.

Protesté, visualizando a la persona borrosa.

Mis ojos, se encontraron con dos iris grises, rojos y algo hinchados.

Alcé una mano, dejando a un lado el dolor intenso en el abdomen. La lleve al rostro de él, apartando pequeñas lágrimas que cayeron de sus ojos. Las yemas de mis dedos palparon la suavidad de su piel.

No tenía que observarlo por completo para saber quién era.

—No llores, Christopher.

¿Por qué lloraba de esa forma?

—No amor, ya no lo haré.

Christopher estiró un brazo hasta alcanzar algún tipo de control que estaba colgando a un lado de la cama, con eso presionó un botón rojo repetidas veces, manteniendo la gran sonrisa en su rostro.

—¿Dónde estoy?—cuestioné, aceptando un vaso de agua que me acercó.

No podía moverme bien, así que él me ayudo a beber el líquido con mucho cuidado de no derramar nada.

Apenas bebí un sorbo me sentí mejor, estaba ansiando agua para hidratar mi garganta seca.

—En el hospital—respondió, curvando una sonrisa tranquilizadora.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora