Capítulo 47 🍎

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Christopher.

El frío de la oscura y silenciosa noche entraba por la ventana abierta de mi auto. Pero eso no era suficiente para calmar el sudor que corría por mi frente ante la situación.

El camino por el cual llevaba conduciendo más de una hora parecía ser interminable en medio de la oscuridad que solo era aplacada por la luz de la luna. El silencio solo era interrumpido por el motor de mi auto acompasado del ruido de las llantas chocar contra piedras en el camino.

Y por algo más.

Mi móvil sonó varias veces con llamadas entrantes de parte de Tristán, así que durante el camino tuve que apagarlo para que Becca no se pudiera dar cuenta de mi presencia. Nunca había seguido a nadie, y menos en auto, por lo que esto era complicado.

No dejaba de preguntarme a dónde era que se estaba dirigiendo la mujer que amaba. O la mujer que creía amar, porque lo que había descubierto hasta ahora no era lo que yo conocía de ella.

De repente el silencio fue reemplazado por una tonada conocida, no provenía de mi auto ni móvil. Me sorprendí cuando me di cuenta de que salía del auto de Becca, la canción Criminal de Britney Spears se estaba reproduciendo en las bocinas del vehículo de ella.

—¿Qué demonios...?—exclamé.

Becca parecía estar calmada mientras conducía su auto, le había quitado el techo al ser descapotable y gracias a eso las hebras de su cabello se movían debido al tiempo. Estaba conduciendo a ciegas, ella sola tenía las luces prendidas, de esa forma no la perdí de vista en ningún momento.

Me mantenía a una distancia prudente para no ser visto.

A pesar de eso podía verla, y la veía como nunca mis ojos la observaron antes, radiante, en paz, y extraña. Siempre pude notar el aura imponente que tenía, sabía que ella era de carácter fuerte. Pero esta noche era distinto, algo en ella había cambiado.

Becca se veía, poderosa, feroz, y sobre todo, temible.

Era una leona preparándose para atacar a su presa, se movía entre la noche como si fuera y siempre fue su territorio, su hábitat. Era totalmente diferente a la Becca que conocía, y esto solo me confirmaba una cosa.

Era una mujer peligrosa.

Yo solo conocí lo que ella quiso mostrarme.

Mis manos hicieron presión en el volante, estaba siguiéndola, pero eso no significaba que estaba totalmente tranquilo. El nerviosismo me recorría por dentro, intentaba mantenerme centrado en no perderla, ni en acelerar para detener su auto y exigir explicaciones.

Aunque la música llegaba hasta mis oídos, yo solo podía escuchar las preguntas que rondaban por mi cabeza desde hace rato.

«¿Qué estaba por hacer?, ¿a dónde se dirigía?, ¿qué era ese bolso?, ¿para qué lo necesitaba?, ¿qué ocultaba?, ¿quién carajos era ella?».

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora