Capítulo Final 🍎

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Omnipresente

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Omnipresente.

Muchas veces en la vida estamos en el que creemos nuestro mejor momento, creemos que después de la tormenta, viene la calma, que después del sismo, no ocurre nada más que pueda desequilibrarte y hacerte caer.

Sin embargo eso no es cierto.

Después de una tormenta, hay que reconstruir lo que se derrumbo. Después de un sismo, siguen las replicas, el suelo en el que pisa uno, todavía está delicado y en peligro. Cualquier persona, palabra, o paso en falso de nosotros mismos, nos puede hacer caer.

Eso era lo que estaba sucediendo con ella.

Becca, confundida, miró de arriba abajo a la chica que tenía frente a ella.

Por un momento, sintió una extraña sensación en el pecho de que algo malo estaba por suceder, pero decidió dejarlo de lado para concentrarse en la persona que se hacía llamar Meredith, y que especialmente, estaba buscando a su pareja.

No era de las mujeres que inspeccionaban a otras mujeres por celos o algo, sin embargo, en esta ocasión no pudo detener esa acción y en su mente la analizo sin reparo.

La chica desconocida no parecía más grande en edad, incluso apostaría que tenían la misma edad. Su cabello era igual de castaño que el de ella, casi la misma estatura aunque ella era más alta por centímetros.

Se le hizo muy extraño, era como ver una copia barata de ella misma.

—¿Puedo esperarlo dentro? Hace frío—cuestionó la mujer, frotando sus brazos.

Becca miró en dirección a una de las ventanas más cercanas y se dio cuenta de que el cielo estaba más oscuro, el viento parecía ser fuerte, incluso podía apostar que en cualquier momento caería nieve.

Ya estaban en diciembre, no se había dado cuenta de lo rápido que pasó el tiempo estando en el hospital, encerrada por Victoria y más.

La chica no espero a que ella le respondiera y se adentró en la casa de Christopher pasando a su lado como si fuera su propia casa o le hubieran dado el jodido permiso de hacerlo.

Becca, arqueando una ceja, se volteó rápidamente sin importarle el dolor en el abdomen y cerró la puerta para así dirigirse en dirección a donde la chica desconocida se sentó cómodamente. La inspeccionó nuevamente, pero esta vez se dio cuenta de que entre sus manos yacía un sobre con un sello verde que reconoció al instante.

«Eso es de una clínica». Pensó, sintiéndose nerviosa.

Sus cejas se fruncieron mientras tomó asiento en el sofá grande de la sala, ubicándose en el medio. Cruzó sus piernas con elegancia sin apartar la mirada del ahora reconocido sobre. Su mente comenzó a maquinar a una velocidad inimaginable para su condición debilitada.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora