Capítulo 29 🍎

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Becca

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Becca.

Por ningún motivo despegué mis ojos de los marrones que me miraban con diversión.

Hay momentos en la vida que los reencuentros con otras personas en su mayoría son recibidos con alegría por volver a ver a ese alguien que fue importante para ti. Sin embargo, también había otros, en los que desearías nunca reencontrarte con quien en tan solo una ocasión pudo causarte lo peor de tu vida.

Y eso estaba viviendo yo.

—¿Qué pasa?—acarició mi mentón—. ¿No me extrañaste como yo lo hice?

Escuchar su voz era lo más asqueroso, y especialmente saber que tenía sus manos en mi cuerpo.

—Siempre atacando en la oscuridad—le di un manotazo para alejar sus dedos de mi rostro—. ¿Tan cobarde eres que no puedes mostrarte en la luz del día, Jake?

Mi voz salió lo más hostil posible.

A pesar de que la simple idea de tenerlo cerca me asqueaba, no lo aleje, y menos retiré la mirada. Ya no era la misma, y se lo demostraría.

«Hundiéndolo».

Haría que rogara para que acabara con su vida.

Por la expresión en su rostro pude saber que mi comentario no le causo ninguna gracia. Sonreí en grande, ¿y la actitud osada que mostró segundos atrás?

«Imbécil».

—Atacar por la espalda es de cobardes—puse mis manos en sus hombros—. Suerte que yo siempre golpeo de frente y sin vueltas.

No dude ni un segundo que mi rodilla golpeó su entrepierna con fuerza.

Jake retrocedió, doblando su cuerpo mientras ponía ambas manos en la zona donde golpee. Realmente no se esperaba eso, estaba segura.

Se arrodillo en el suelo sin dejar de hacer una mueca fea por el dolor que le causo el golpe. Esa había sido una de las primeras tácticas que aprendí hace tiempo, y era una de las más efectivas cuando se trataba de alejar idiotas.

No tuve piedad de él y le di una patada en la mandíbula, mandándolo directamente al suelo.

Resoplé, el enojo abundaba por todo mi cuerpo en ese momento más que nunca. Me asqueaba que su sola presencia lograra causar sensaciones en mí.

Me contuve para no golpearlo hasta cansarme, no era el momento de hacerlo, ni el lugar. Todo a su debido tiempo. Ya calmada, me agache a su altura. Seguía recostado en el suelo recuperándose de los dos simples golpes que le había proporcionado.

—Bueno—la poca iluminación no me dejó ver bien su rostro, pero sabía que estaba sangrando—. Más patético no te podes ver, Jake.

—Esto no se quedara así, maldita perra—escupió con mucho odio.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora