Becca.
A pesar del cortante frio que estaba sintiendo momentos antes de que la pelinegra entrara, giré mi cuerpo en dirección a la puerta donde se encontraba una Victoria muy molesta.
—Vaya—sonreí a pesar de sentir la piel de mis labios agrietarse debido al intenso frío—. ¿Qué milagro ocurrió para que mi propia madre viniera a verme?
Mi broma no fue bien recibida por Victoria, me di cuenta de eso cuando se aproximo a mí y me inserto una fuerte cachetada en la mejilla derecha.
—¡¿Ni siquiera estando encerrada, sin comer, sin beber deja de ser una molestia?!
—Claro, porque a pesar de ser una molestia, soy omnipotente—murmuré mirándola a través de los cabellos que cayeron en mi rostro gracias al golpe.
—¿Crees que papá te dará el dinero que quieres? ¿Qué recibirás algo por matarme?—me burlé—. El destinatario de mi seguro de vida fue cambiado hace unas semanas en realidad, así que matarme no te ayudara a construir tu imperio de la promiscuidad prohibida.
Mis palabras la dejaron más que anonada. De seguro no se esperaba que estuviera al tanto de lo que tanto planeaba hacer con el dinero que quería conseguir. Tal vez creyó que nadie la descubriría, mucho menos yo.
Lamentablemente para ella o cualquiera, no podían ocultarme nada a menos que yo no quiera enterarme.
—Mientras tú estás aquí llorando como idiota, tus pasos están siendo retrocedidos y planes desmoronándose, uno por uno.
Con lo que acababa de revelar había dejado atrás lo triste que me sentía minutos atrás. Christopher de seguro ya estaba al tanto de todo junto a Violett, o al menos esperaba que de la mayoría.
No les agradaría saber que estaba acá por idea mía, claro, pero eso solo lo sabía Henry y Richard.
—No hice nada más que darle tiempo para que fueran hasta Carolina del Norte y destruyeran tu guarida del horror—confesé.
—¿Qué...?
Solté una carcajada ante su expresión de estupefacción.
—¿De verdad creíste que me lograste atrapar porque no pude contra ti?—reuniendo toda mi fuerza me incorporé del suelo al no tener los tobillo amarrados y me acerqué a ella—. Sí que te tienes mucha confianza, mamá.
Me dolió como el infierno el simplemente ponerme de pie y dar unos cuantos pasos. Estuve a nada de caer frente a ellos, mi cuerpo estaba débil, mi mente lo estaba, solamente quedaba la esperanza que tenía en aquellas dos personas a quien les había confiado todo.
—La prostitución no está mal siempre y cuando la persona sea mayor y decida lo que hace con su cuerpo, además de tener la oportunidad de elegir con quién—espeté—. Pero que menores trabajen en un lugar así no está bien, especialmente porque es pedofilia, violación y manipulación.
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Ambiciosa Atracción © ✔️
RomanceIntrépido Amor #1. Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto. Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...