Capítulo 15 🍎

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Becca

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Becca.

Quería reírme de la situación extraña que se presentaba en mi departamento.

No dejaba de mirar al hombre semi dormido en mi sillón. Moverlo hasta ahí fue una lucha, considerando que su proporción era más grande que la mía, y que me golpeé por accidente el dedo lastimado.

Christopher llevaba la ropa con la cual lo vi antes de clases junto a esa mujer, solo que ahora estaba desordenada y olía a puro alcohol.

Evidentemente llevaba bebiendo desde hace varias horas, era impresionante ver que aún no caía en un coma etílico o algo parecido. Verlo en ese estado solo provocaba que me hiciera varias preguntas en las cuales resaltaban tres.

«¿Qué le dijo esa mujer como para ponerlo en este estado?». Porque había que ser realmente estúpido para no unir los puntos y no notar que ella tuvo algo que ver.

«¿Quién es esa mujer?». Seguramente alguien de la vida de Christopher. Esa pregunta no debería hacérmela, no era algo en lo que debía meterme, pero chismosa siempre.

Y sobre todo, pero no menos importante.

«¿Cómo hizo para llegar hasta mi departamento y por qué vino acá en vez de ir a su casa?».

El castaño no lograría responderlas a menos que estuviera consciente, y eso sería dentro de varias horas.

Debía quitarle la borrachera antes de hacerlo dormir o en la mañana estaría horrible. Además de que prefería hacerlo para que se le quitara el inmundo olor a alcohol que traía consigo.

Pero antes de hacer eso...

Di una rápida escapada a mi habitación, cuando regrese con el celular en mano, puse la cámara y tomé varias fotografías de Christopher en ese estado. Se las mostraría para que viera su deplorable apariencia en el cual se encontraba.

Dejando el móvil a un lado, le quité las cosas que cargaba con él. Su móvil, billetera, llaves del auto, y la botella que sostenía con una sorprendente fuerza. La botella apenas y contenía un chorro de líquido.

Aproveché y lo bebí.

El líquido quemo brevemente mi garganta al tragar. Y ahí me di cuenta de la razón de su extrema borrachera.

«Estúpido».

Agarré un brazo y lo pase por mis hombros, y lo sostuve por la cintura, levantándolo del sofá en camino al baño de mi habitación.

—E-el piiiiiiiiiso sse mueveee—formuló, arrastrando la palabras.

Rodé los ojos. No estaba tan inconsciente como creía.

—Claro que sí idiota, ahora camina.

Hijo de Satán, si que era pesado.

Trastabillamos hasta la puerta de mi cuarto. En esos pocos pasos se golpeo contra varias cosas, el sofá, una mesita que había al lado de él, y ahora con el marco de la puerta.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora