Capítulo 56 🍎

14.5K 1K 572
                                    

Christopher

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Christopher.

«No, esto no puede ser posible».

Repetí eso en mi mente una y otra vez inspeccionando el aspecto de la castaña entre mis brazos.

Podía sentir su peso en mis brazos, pesaba menos de lo que recordaba. Su ropa estaba totalmente sucia. Tenía unas inmensas manchas negras debajo de los ojos. Sus labios siempre rojos infierno, ahora estaban secos y quebrados.

Su pequeño y bello rostro que recordaba con tan jovial, feroz, no era nada comparado a lo que estaba presenciando.

Aferré mi brazo a su cuerpo, salvándola del frio.

Lleve una mano temblorosa a su herida, intentando detener el líquido rojo saliendo de la abertura.

—¡Traigan a los paramédicos!—vociferé sin voltearme.

Sabía que estaban fuera, de seguro arrestando a Roxanne e inspeccionando el lugar. Y eso en verdad ya no me importaba, lo que me interesaba era la mujer que tanto amaba que yacía en mis brazos, desangrándose.

Los parpados de la castaña se cerraban y abrían lentamente.

—¿Becca?—le llamé, comenzando a entrar en desesperación—. ¿Amor? Por favor, mírame.

Tuve que tragarme las ganas inmensas que tenía de ponerme a llorar en ese momento. Debía concentrarme en mantenerla consciente hasta que llegaran los paramédicos que vinieron con nosotros.

Mi mano, repleta de su sangre, golpeo suavemente su mejilla.

—¿C... Chris... topher?—susurró, casi inaudible.

—¡Sí!—una sonrisa se extendió en mi rostro al escuchar su voz—. Soy yo, mírame, abre los ojos—imploré, notando como cada vez los iba cerrando más—. Becca, por favor.

No podía mover su cuerpo debido al riesgo que corría de poder agravar más la herida. Así que incliné la cabeza, apoyando la frente en la suya. Tenía unas inmensas ganas de besarla, de hacerle saber que yo verdaderamente esta con ella.

Pero solo me limite a dejar pequeños besos en su rostro.

«¿Dónde carajos están los imbéciles de los paramédicos?, ¿por qué los demás tardan en llegar?».

De pronto me encontré temblando junto a su pequeño cuerpo. Ya no me era posible seguir conteniendo las lagrimas que llevaba soportando desde que la vi en el suelo tendida minutos atrás.

Mi vista se nubló a causa de ello.

Un gemido de dolor acompañado de un corto movimiento me hicieron levantar la cabeza, dejando caer gotas de mis lágrimas en el rostro de Becca.

Dos ojos, cansados, sin temor ni dolor, eso fue lo que vi cuando nuestras miradas se encontraron repentinamente.

—No llores... idiota—emitió, con muy poca fuerza alzó su mano hasta posarla en mi mejilla.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora