Capítulo 4 🍎

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Christopher

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Christopher.

Y ahí estaba yo, admirando algo que horas atrás no creía posible por mi ética.

¿Pero quién hace todo éticamente correcto en esta vida? ¿Quién no se ha rendido a los pies del placer de lo prohibido y mal visto simplemente porque es mejor de lo que está bien a los ojos del mundo?

Sería hipócrita de mi parte decir que estaba mal y continuar con las ganas de querer besarla.

Tuve que contenerme todo el día para no arrastrarla a un lugar donde nadie nos viera en la universidad y hacerla mía. Menos después de la alucinación que tuve cuando estaba hablando con varios profesores que ahora serían mis colegas.

Tal vez pensó que no me di cuenta de sus intentos por llamar mi atención. Eso era absurdo, porque ya la tenía sin haber rogado por ella. Toda mi atención era suya desde que la vi sentada primero con cara de sorpresa que luego pasó a diversión, en el aula donde daría clases durante todo el año.

—Mierda...—murmuré sin apartar la mirada.

Esas dos horas me parecieron eternas. Usé todo mi control mental para no perder la apariencia frente a todos. Era increíble como la chica con la que había estado soñando desde que la bese en ese baño del club, resultó ser una de mis nuevas alumnas.

Fue un baldazo de agua fría directamente en las pelotas.

Cuando terminó la clase y fue directamente a hablarme, sentí que me desmayaría.

Nadie nos podía ver siendo cercanos, ni escuchar de lo que estuviéramos hablando. Si se enteraban en la dirección, me echarían de la universidad, y ella podría resultar con problemas.

No quería eso.

Solo que no me lo hizo fácil, mierda, caí como idiota con la primera palabra que dijo, porque estuve a nada de besarla en ese salón. No solo besarla, quería poner mis manos sobre su cuerpo y recorrerlo con ellas por horas. Hasta que recordé que era un nuevo profesor en una nueva ciudad y no podía echar a perder el empleo.

Ya había perdido empleos anteriores a causa de una persona, no podía volverse a repetir. Merecía vivir una vida tranquila. O eso pensaba hasta que mis ojos se encontraron con el esbelto cuerpo de Becca.

«Perdido».

Estaba jodidamente perdido, mi mente y conciencia me decían que nada bueno saldría de eso. Y decidí hacerle caso, claro, la primera vez, luego no. No estaría en su departamento ahora mismo de haber seguido con el mismo pensamiento de ser así.

Obviamente no tenía control de mis acciones y pensamientos no concordaban.

Y eso era una jodida mierda.

Porque era mi alumna.

«Y aún así deseaba hacerla mía».

Como en estos momentos que estaba poniendo mucho de mí para no agarrarla, ponerla debajo de mí en el sofá y enterrarme en ella sin detenerme hasta que volviera a salir el sol al siguiente día.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora