Intrépido Amor #1.
Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto.
Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...
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Becca.
Hice girar la tijera en mi mano con mucha habilidad, como si siempre estuviera maniobrando con ella.
Una sonrisa macabra se formó en mi rostro, a través del espejo pude observar la cara de horror que puso, lo que solamente me dio gracia, agregando más ganas de querer hacer lo que tenía pensado.
Estaba por cometer una locura, y ya era muy tarde para dar marcha atrás.
—Nunca debiste pedirme eso—espeté.
Pasé con delicadeza las yemas de mis dedos por su cabello.
—Nunca debieron permitirte usar tijeras—farfulló—. Ni siquiera la que son para niños.
Bufé.
—Deja de lloriquear o vas a estropear todo, es mi trabajo.
Violett se giró con brusquedad sobre el asiento.
—Llegas a hacer algo más de lo que te pedí y juro que voy a enseñarte cómo usar unas tijeras, con ayuda de tu estomago—su mano se aferró a mi muñeca, manteniéndome quieta.
Wendy sentada a unos pasos de nosotras se río de la situación.
—Lo que digas, ahora regresa a tu lugar—con mis manos en sus hombros la volví a su posición.
—Me lo debes, maldita. Te ayude con la loca esa, casi tuve que noquearla para que no fuera tras Christopher.
Sonreí, asintiendo.
—Lo sé, por eso vas a quedar mejor de lo que ya estas.
—Eso espero.
Violett había servido de mucha ayuda para que Roxanne no persiguiera al castaño en las duchas, no mientras yo estaba ahí.
No sé cómo lo hizo, pero logró que la desquiciada se marchara del lugar dando pisotones con sus horrendas zapatillas. Nos salvamos de ser descubiertos, aunque alguien debió escucharnos teniendo sexo.
—Están hablando de la ex, ¿no?—intervino Wendy, acercándose.
Desde que nos descubrió, tuve que contarle la verdad, y no solamente eso, Violett se encargó de hacerle una línea de tiempo con todos los sucesos desde el momento uno, para hacerla entrar en ambiente.
Incluyendo a Roxanne.
—Así es, tenías que verla, era muy intensa.
—¿Nadie los escucho?—me miró.
—No, lo qué fue algo raro.
No es que fuimos muy silenciosos.
—Tener sexo en lugares públicos, ustedes dos sí que son arriesgados—mencionó.
