Intrépido Amor #1.
Becca Edwards es una carismática, dominante e intrépida joven con un pasado misterioso el cual la atormenta en secreto.
Una noche antes de regresar a clases en la universidad, mientras espera a que su mejor amiga salga de su trab...
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Becca.
Domingo por la madrugada.
¿Quién no amaba las madrugadas de los domingos?
Clubes, fiestas, alcohol, sexo. Noche de descontrol para los universitarios, adolescentes, solteros, infieles, gente que se cree joven, y muchas cosas más que al mismísimo Jesús espantaría y al Diablo encantaría.
Las noches de fin de semana en Allentown eran alocadas.
Bueno, eso descubrí desde que comencé a salir más seguido desde que me fui de casa y llegué aquí.
Concentré la mirada en el espejo, asegurando que el ultimo rizo de mi cabello castaño este bien formado. Asentí a mi reflejo, conforme con el aspecto que logré obtener para esa noche. Apenas unos días habíamos comenzado la universidad, y debería aprovechar los fines de semana para hacer las tareas a tiempo.
Pero eso no me importaba, disfrutaría de los últimos días cálidos antes del comienzo del otoño. Como cada estudiante de la ciudad o Filadelfia. Aunque ellos de seguro le dan un poco más de importancia que yo.
—¿No te ibas a encontrar con tu querido profesor?—preguntó la rubia detrás mío.
Obviamente no saldría sin mi mejor amiga.
Se veía realmente hermosa. Traía su cabello dorado lacio. Una blusa de lentejuelas doradas suelta, acompañada de un pantalón de cuero muy ajustado. El conjunto terminaba con unas botas negras.
—No tengo que verme todas las noches con él—respondí terminando de aplicar el brillo en mis labios.
La miré a través del espejo.
—No pensé que quisieras salir, luego del trabajo que te dimos. Apenas pasaron unas horas, no has descansado.
Violett se lanzó sobre mi cama, soportando su peso en su brazo izquierdo.
—Tampoco es que hice mucho trabajo. Solo una escoria más, nadie sentirá su ausencia. Y además, estoy cargada de mucha adrenalina, necesito drenarla, no hay nada mejor que salir a divertirnos un rato.
Me senté en la cama para colocarme las botas negras que llegaban hasta arriba de la rodilla, eran mis favoritas.
Eran casi las dos de la madrugada. Al terminar rápidamente con el trabajo, solamente me quedó regresar a casa y descansar como cualquier persona normal. Sin embargo, yo no lo era, y necesitaba quitarme la energía cargada de alguna manera.
—Si yo fuera tú, estaría durmiendo en este preciso momento.
Su comentario me hizo gracia, sin embargo no respondí al instante. Admiré las botas en mis piernas. Combinaban con la falda tiro alto de lentejuelas rosa que llevaba, y el top de lentejuelas igual de rosas. Dejando una parte de mi abdomen descubierto.
