Capítulo 26 🍎

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Becca

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Becca.

Miércoles 28 de octubre.

—¿Algo más que deba saber aparte de que no sabes cocinar?—cuestionó Christopher, aguantando las ganas de reírse.

Abulté mis labios, dejando los guantes de cocina a un lado.

—Que soy muy sensible cuando tengo hambre—informé, apoyando la cadera en la mesada a un lado de la cocina.

Él se acercó a mí, deposito un beso en mi frente antes de reírse de una buena vez. Acepté el delicado gesto, sintiéndolo tan reconfortante justo en el momento que lo necesitaba.

Llevábamos horas en mi departamento, decidimos cenar aquí. Me propuse el cocinar algo, sin embargo nunca puse a prueba mis dotes en la cocina, lo cual fue muy malo no haber pensado en ello antes.

No podía ser que unos simples fideos se quemaran.

—Y también muy tierna—le dio un suave toque a mis labios.

—¿Qué es lo que comeremos ahora?—llevé las manos al cuello de su camisa.

—Yo me encargaré de eso, así que deja ese ceño fruncido—volvió a besar mi frente.

Por alguna razón no quería que se alejara, que continuara avivando ese sentimiento cálido dentro de mi pecho, eso que me hacía sentir cada día tan reconfortante a su lado, eso que evitaba el que tuviera miedo a lo que vendría.

No obstante, se alejo.

—Entonces, dime. ¿Dónde pasaras acción de gracias este año?—inquirió de la nada, sorprendiéndome—. ¿Iras a ver a tus padres o algún familiar?

Pasé saliva.

«¿Por qué quieres saber sobre eso ahora?».

—No lo creo—respondí, recordando a mis padres—. ¿Tú?, ¿qué harás?

—Aún no estoy seguro, depende de si—hizo a un lado la cacerola con los fideos quemados—, todo depende de si quieres ir conmigo a la casa de mis padres de nuevo.

Sus palabras salieron tan deprisa que no me di cuenta de ellas hasta que conseguí procesarlas debidamente.

—¿Cómo?—balbuceé.

Christopher se giró para darme la espalda. No logré ver lo que estaba haciendo, pero si deduje que lo estaba haciendo a propósito después de soltar esa tremenda bomba.

—No tienes que responder ahora mismo, simplemente es una idea vaga—mencionó sin verme y aún así noté su nerviosismo—. A mi familia le agradaste, tú no sabes qué harás, y sin mentir me gustaría que fueras conmigo.

Sus últimas palabras fueron perdiendo fuerza, pero conseguí escucharlas. No lo pensé dos veces y fui hasta él, deslicé mis brazos por su torso, pegándolo a mí. Los músculos de su cuerpo se pusieron rígidos hasta que se volteo.

Ambiciosa Atracción © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora