Infinite 35

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Abro los ojos lentamente, mi cabeza me duele, la siento estallar; retiro la sabana de mi cuerpo y suelto un bostezo. Un nuevo día a comenzado, debo hacer la limpieza y el desayuno para todos en casa, darme un baño y esperar a que llegue rockie para curar sus malditas heridas.

Limpio mi rostro. Odio pensar en las heridas de rockie, pero él es muy terco, suspiro y con eso en mente coloco mis pies en el frio suelo, miro mi mesita de noche para tomar mi celular, encontrando este, roto.

Las imágenes regresan a mí de golpe, recordando, que lo he perdido. El dolor comienza de nuevo en mi pecho tan tortuosa como el primer día. Siempre es igual, todos los días son iguales, me he negado a perderlo, me niego a aceptar que se ha ido, pero el teléfono, es el vivo recordatorio de su adiós, siempre que veo el celular roto, mis memorias regresan como una cruel pesadilla que me atormenta y por un momento desearía que él me disparara a mí y no al aparato, dolería menos.

Abrazo mis piernas escondiendo mi rostro en ellas soltando mis lágrimas, como todos los días, como todo el día cuando estoy solo, respiro con fuerza tratando de no soltar ningún sonido al llorar.

—deja de llorar— me repito, varias veces —eres fuerte, ya no eres débil, deja de llorar.

Respiro con fuerza, forzando a guardar mi dolor. No debo llorar. No debo ser débil. No frente a mis hermanos.

Me levanto limpiando el resto de mis lágrimas, me visto, lavo mi rostro con agua fría mirándome al espejo, tengo unas grandes manchas negras debajo de mis ojos y estos se encuentran rojos culpa de mi llanto.

Me arreglo y voy a hacer la comida, recordando que hoy es sábado y que debemos ir al hospital. Mientras preparo la comida, pienso en como traer mi madre a casa ya que el que la traía era...

No, no más lágrimas, no ahora.

—buenos días— escucho detrás de mi

—buenos días— respondo sabiendo que son mis hermanos

—zero, como te...— les sirvo la comida de una vez a ambos sin dejar que me pregunten algo. No quiero romperme como un palillo de dientes nuevamente frente a ellos, y sé que sacar el tema lo hará.

—coman bien, y apresúrense, debemos ir al hospital— me siento con ellos y trato de comer, pero no se me apetece comer, aunque mi estómago me ruja, no deseo comer nada.

Aun así, me fuerzo a comer. Poco a poco logro acabar mi plato y tomar una taza de café.

—zero, estas...— me levanto de golpe antes de que me pregunten algo.

—coman rápido, no queremos llegar tarde— voy a lavar el plato

Escucho un suspiro de parte de ellos, los observo comer por el rabillo del ojo. No quiero que estén mal pero realmente no deseo tocar el tema. Ni yo mismo he logrado asimilar, que él, no, ahora no zero.

Termino de lavar todo cuando mis hermanos salen ya listos para irnos. Salimos de casa y caminamos hacia la parada, subir al autobús e ir al hospital, todo en silencio.

Pasamos saludando a las enfermeras llegando a la habitación. Entramos encontrando a mi hermana y a mamá hablando de algunas cosas.

—mamá!— mis hermanos corren a saludarla y ella los recibe dándoles un beso en la frente.

—hola mis niños— saluda—hola hermana— saludan también a la enana y se sube con ella

—hola— dice ella con su dulce sonrisa

Yo me acerco a mi madre para saludarla, me mira con una sonrisa.

—hola zero— susurra con cariño

—hola mamá— le respondo

Me sonríe y luego su expresión pasa a una de confusión mirando a la puerta y luego de regreso a mí.

—zero, ¿dónde está rockie? ¿A llegado tarde de nuevo?— dice con preocupación

—el...—

—algo malo le paso— dice mi hermano interrumpiéndome —zero ha estado muy triste estos días, pero no nos quiere decir— alega señalándome

Mierda, no por favor. No me hagan decir nada, aun me niego a que se haya ido. No quiero aceptar que se ha ido. Él debe estar cerca. Él debe... él está..

—zero, ¿qué ha pasado?— mi madre me mira y yo no sostengo la mirada, la desvío sintiendo miedo de romperme frente a ellos. —zero, quiero una explicación— demanda

Trato de salir, pero ella me lo impide tomando mi brazo. No quiero, madre, por favor.

—zero!— su voz es aún más exigente.

Cierro mis ojos, no quiero, no quiero, si lo digo, estaré aceptando que se ha ido, y no quiero

—zero me estás preocupando, habla de una vez— sigue exigiendo.

No puedo, mis ojos arden, mi corazón duele.

—MURIO!— suelto de golpe al no resistir más, mis piernas pierden su fuerza y caigo al suelo rompiéndome en llanto, aunque me esfuerce no puedo, no puedo parar de llorar.

—zero... cómo?— la escucho sorprendida

Muerdo mi labio, pero no puedo callar esto, así que, sin poder controlar mis emociones, comienzo a hablar entre mis leves gemidos.

—él, no era un compañero de la escuela, el pertenecía a mi celular, a la aplicación de slave app, la famosa que se rumoreaba podía sacar a personas reales. Hace dos años que lo tenía conmigo, principalmente para sacar mis frustraciones y mi enojo, hasta que un día, regresó papá. Trató de atacarme, pero rockie me salvó y lo asesinó, lo enterramos juntos, fue el motivo de estar mojándome y atrapar esa fiebre, me llevó a casa y desde entonces estuvo conviviendo conmigo y con ustedes— respiro profundo con el labio temblando, no quiero continuar, pero la mirada de mama me ínsita a continuar —después ya no lo pude regresar al celular, porque se había integrado con nuestra familia—

—que tiene que ver eso con su...—

—yo, por idiota cometí un horrible error y el, pagó el precio— no la dejo continuar —ya no soportaba mirar a rockie sacrificarse, ya no resistí, aunque trataba de asimilarlo no puede— respiro con fuerza sentándome en el suelo, limpiando las malditas lágrimas de mi rostro— así que con ayuda de un amigo que hice en prisión, yo, robé un banco y el, para salvarme... se entregó y destruyó el celular— susurro lo último, al dolerme en el alma.

La habitación se llena de un profundo silencio, para luego escuchar un fuerte golpe. Mi vista se dirige hasta donde están mis hermanos con mi mejilla ardiéndome, por el golpe que me ha dado mi madre. Levanto mi mano hasta mi rostro, acariciando el golpe, bajo mis orejas, mi llanto se intensifica, les he fallado.

—cómo pudiste, zero— la decepción es obvia en su voz, no la culpo. Tiene toda la razón y el derecho de golpearme. Todos la tienen. —el pobre de rockie—

—lo siento mamá— logro decir antes de romperme por completo.

Me acerco a ella y me aferro a su falda, escondiendo mi rostro en su regazo como cuando era un pequeño niño

—lo siento, lo siento sé que estuvo mal, que un maldito estúpido y un idiota, solo no quería verlo herido de nuevo, solo quería que estuviera bien, pero todo salió mal y él se ha ido mamá, se ido!!— las lágrimas son más amargas y un nudo en la garganta se me forma, impidiendo que siga hablando.

Sigo aferrado a mi madre llorando en sus piernas buscando, aunque sea su perdón, aunque no me la merezca y por un momento siento que me apartará de ella. Pero, al final, lo que siento es una suave caricia de su parte.

Alzo un poco la mirada, viéndola a ella llorar también.

—mi pequeño zero, lo siento tanto— susurra y me abraza.

Es un ligero alivio para mi corazón, me vuelvo aacomodar y descargo mis emociones en su regazo. 

My Slave App (+18) (Sonadow, Infirokie, Silvephiles, Scourgexfletxmanicxzonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora