Vivir es un desperdicio, mi vida es un desperdicio, yo soy un desperdicio.
Desde que nací aprendí que no servía para nada más que ser un estorbo, alguien no deseado, alguien que no debía existir, alguien que nunca tuvo que nacer.
En mi hogar siempre fueron peleas, gritos y golpes, siempre maldijeron mi existencia, siempre tuve la culpa de toda la desgracia de mi casa, era el gato negro, la mala suerte, la muerte misma en esa casa.
Cada día me lo recordaban, de parte de ellos, jamás supe lo que era cariño.
-¡eres un estorbo, ojalá que te hubiera abortado maldito bastardo!- escucho a mi madre mientras saca su frustración golpeándome con un cinturón mientras estoy en el suelo. Trato de protegerme, aunque sea el rostro y la cabeza de su ira.
-lo siento mamá, lo siento- sé que no debí nacer, sé que te he estorbado, sé que me lo merezco.
Cuando se cansa se va, dejándome allí, con mi cuerpo adolorido, pero lo que más me duele es mi pecho.
Los años fueron así, varias veces pensé que moriría, muchas veces deseaba morir, sin embargo, ese día nunca pasaba y mis intentos por lograrlo fueron en vano, y significaron más castigos si alguien más se daba cuenta.
—gracias vecina, no se tuvo que molestar— dice ella con una sonrisa mientras cierra la puerta a una amable coneja quien me había sanado los golpes —tú— voltea a mirarme con ira
—no le dije nada, lo juro— niego con miedo retrocediendo
—no me importa— me jala de mi cabello —tú no vales nada, y nadie puede ayudarte, así que mantén ocultos esas marcas o te aré otras!— me tira dentro de un cuarto bajo las escaleras y cierra con llave dejándome en completa oscuridad, aunque ya me acostumbré.
Al cumplir diez años, mi vida dio un cambio, uno más doloroso que antes, algo que me mostró, que la vida podría ser aún peor y que mi destino era sufrirlo.
Miro el suelo jugando con el polvo del pequeño hoyo, donde me han encerrado otra vez, ya me acostumbré y en cierta forma es un lugar seguro para mí, no los veo, no los escucho, es tranquilo, puedo soñar que ya no estoy aquí, que alguien me abraza y me dice con cariño un lindo nombre.
Sé que no pasará, pero es lo único que tengo, soñar.
Escucho pasos cerca y poco después la puerta se abre, veo a mi "padre" frente a mí, sus ojos están rojos y su ropa desordenada, jadea con fuerza y el olor a licor inunda mi olfato, está borracho, mala señal.
—ven bastardo— toma mi brazo y me saca del armario a rastras —hoy me servirás de algo pequeño perro— gruñe con desprecio mientras me arrastra
Yo lo sigo, no tiene sentido que pelee por evitarlo si eso me causará un castigo mayor. Entramos a su habitación y me tira a la cama mientras cierra la puerta con seguro.
Respiro agitado cuando saca el cinturón de forma tan violenta, seguramente me golpeará, siempre lo hace cuando está borracho. Le doy la espalda esperando los golpes con los ojos cerrados, pero es extraño, no siento nada.
Abro los ojos cuando siento sus manos pasar por mi cuerpo, se siente muy extraño.
—padre?—
—calla— susurra en mi oreja —ahora serás mi puta— ¿Qué?
Se aparta de mí rompiendo mí ropa y abre mis piernas, no me da tiempo a reaccionar cuando siento un fuerte dolor en mi parte baja, un dolor que me hace gritar sin poder evitarlo y el llanto sale de mis ojos con fuerza, me agarro a las sabanas y trato de controlarlo, mejor dicho, soportarlo.
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My Slave App (+18) (Sonadow, Infirokie, Silvephiles, Scourgexfletxmanicxzonic)
Randomsolo es una aplicacion, tu no eres real, no deberias ser real. Pero, aun asi, siento algo por ti, sera que mi mente esta jugando sucio conmigo?