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La temporada de lluvia junto al mes de octubre habían abandonado el pueblo para dar paso al frío noviembre.

Una de esas frías mañanas, Sunghoon y Jay iban de camino a la parada de autobús para comenzar un nuevo día en el instituto de aquel pequeño pueblo. Sunghoon había tenido qué pasar un par de días más en cama descansando, pero gracias a los cuidados de cierto australiano y a la atención de Jay había conseguido recuperarse.

- Ahora qué me fijo, - exclamó Jay nada más sentarse los dos en el autobús. - ¿de donde has sacado esa chaqueta? No te la había visto nunca.

Él mencionado se quedó sin habla durante un segundo al caer en que prenda lo protegía del clima en ese momento. Sunghoon llevaba una chaqueta de pelo marrón, qué a decir verdad le quedaba un poco pequeña, pero qué adoró desde el primer instante en qué la vio.

Al levantarse por casualidad la tarde en que Jake le visitó, este había desaparecido dejando vacío un hueco a su lado. No se había cuenta de su marcha. Aun así, Jake había dejado un inesperado regalo para él. Sunghoon encontró sobre el respaldo de la silla esa misma chaqueta por la qué su compañero de piso le preguntaba. No había rastro de ninguna nota qué indicase qué aquel detalle era de Jake, pero solo con recordar las numerosas veces qué Jake le había recordado que debía abrigarse tenía claro qué era de él.

- La encontré el otro día en el armario. - mintió calmadamente.

- ¿En tu armario? Pero si antes de nosotros allí vivían una pareja de ancianos. - Jay levantó una ceja sin creer mucho a su amigo mientras revisaba la chaqueta dándole vueltas a Sunghoon.- Aunque un rollo vintage si que tiene. - reconoció al final.- Y estarás protegido igualmente y no volverás a enfermertarte así.

Sunghoon sonrió habiendo conseguido que Jay no preguntase más sobre la nueva chaqueta. Pero se acordó de algo que le tenía que preguntar a su amigo.

- Oye, ¿quién te llamó anoche tan tarde?

La noche anterior, cuando ambos acababan de irse a la cama, Sunghoon oyó la puerta principal abrirse de repente. Fue a preguntar a Jay a donde iba, pero la voz lejana de su amigo le hizo aguzar el oído. Jay se había alejado del piso, pero hablaba tan alto que Sunghoon podía escucharlo y entenderlo mínimamente. Lo único que sacó en conclusión es que Jay y la persona al otro lado del teléfono se llevaban a matar.

- Ah, mi padre.- se llevó la mano a la nuca sonando angustiado. - Sigue pidiéndome cada día que vuelva.

- Está preocupado. Es tu padre. -Jay negó con la cabeza mirando por la ventana, queriendo acabar con el tema. Aunque se vio obligado a preguntar igualmente por la situación de su amigo.

- ¿Tus padres te han llamado?- Sunghoon negó con la cabeza gacha. - Estarán ocupados. No te preocupes. Llamarán.

-Lo que están es decepcionados.

- Claro qué no, Sunghoon. Son tus padres.

- Por eso mismo.

Jay no sabía qué más hacer. Solo le dio unas palmaditas en el hombro a su amigo para hacerle saber qué estaba con él. Los padres de Sunghoon no es que hubieran sido comprensivos con su silencio. Si no que, junto una mínima cantidad de dinero cada mes, era lo único que tenían para su hijo. Los padres de Jay lo llamaban cada semana. A pesar de tener alguna disputa que otra sobre su futuro en alguna llamada, ellos seguían apoyándole. Pero desde luego esos mínimos encontronazos eran mucho mejor que intentar consolarse con un silencio sepulcral que gritaba decepción y rechazo, al que Sunghoon se había forzado a acostumbrarse.

Al rato, llegaron al instituto. Entraron directamente a la clase porqué los chicos no estaban junto a las taquillas cómo todas las mañanas. Ya en la clase, solo encontraron a K.

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora